domingo, 8 de noviembre de 2015

EMBARAZO EN LA ADOLESCENTE


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DR. GERARDO PÉREZ ROJAS*
La adolescencia se define como el período de transición entre la niñez y la edad adulta, en ésta no necesariamente se involucra una situación biológica, como cuando hablamos de pubertad, en la que invariablemente se ve implícito el desarrollo de caracteres sexuales secundarios y hormonas. Más allá de esta situación la adolescencia es la serie de adaptaciones y cambios sociales, culturales, emocionales, legales e incluso demográficos. Muchos países señalan esta etapa entre los 13 y 18 años. En México el rango de edad es de los 12 a 19 años.
Si solo habláramos de los cambios antes mencionados, todo sería felicidad, pero no es así, desafortunadamente el tema que nos ocupa es el embarazo en las niñas. Si, así es, niñas de 12, 13, 15 o 17 años embarazadas. La incidencia es cada día mayor. Cada año 7.3 millones de niñas menores de 18 años dan a luz. Y el número de embarazadas es incluso superior. Los embarazos en adolescentes ocurren con una frecuencia muy variada entre las distintas regiones, grupos étnicos y países. Sin embargo el factor común en donde la incidencia aumenta es la pobreza y la falta de educación. Las niñas que viven en zonas rurales o remotas con accesos limitados a recursos sociales, económicos o académicos por consiguiente tendrán menos orientación sexual y de planificación familiar. Dos millones de los 7.3  millones de partos en adolescentes menores de 19 que ocurren  cada año en los países en desarrollo, son partos en niñas menores de 15 años. En México, el INEGI, ha cuantificado en el 2013 11 mil 512 niñas que se convirtieron en madres y de ese total 318 tenían 10 años.
El caso de la niña de 9 años de Jalisco, solo revela los vacíos institucionales que existen en el país, y en donde además gran parte de estos embarazos son producto de abuso sexual. Actualmente Durango es el estado con una tasa de fecundidad más alta, casi del 79.56 %, y la incidencia más baja la tiene el distrito federal con 36.39 %, en Coahuila tenemos una altísima tasa del  72,67 %. A lo largo del país, y en las diferentes instituciones, las encuestas señalan como causa de embarazo en adolescentes, varios puntos: 1.- El matrimonio en edades tempranas  y el rol de género que se le asigna a la mujer, 2.- La práctica de las relaciones sexuales y los mitos de los anticonceptivos, 3.- La presión de los compañeros que alientan a los amigos a tener relaciones sexuales, 4.- El consumo de bebidas alcohólicas y uso de drogas que favorezcan la desinhibición y estimule la actividad sexual, 5.- Carecer de información y conocimientos suficientes del uso de anticonceptivos y enfermedades de trasmisión sexual y 6.- Falta de una buena educación sexual.
Si todo se detuviera en tan solo esperar que la niña  tenga su parto o cesárea y que el nacimiento de ese bebé llene de felicidad los hogares, pues que hermoso sería, pero más allá de esa escena color de rosa, se encuentra el hecho de que la embarazada adolescente tiene muchísimo más riesgo de complicaciones. Es decir, estás pequeñas tendrán, en un gran número de casos, preeclampsia (hipertensión en el embarazo) diabetes gestacional, partos prematuros, abortos, recién nacidos con problemas neurológicos, entre otros. Desafortunadamente, muchas de esas niñas también presentarán tal grado de complicaciones que pueden llegar a morir, incluso teniendo el mejor de control prenatal.
La adolescencia en sí es una tapa muy compleja de atravesar, ya que si bien ya se cuenta con elementos  suficientes para  conocer y entender  cómo es el mundo que les rodea, su organismo  atraviesa por muchos  cambios tanto físico como mentales, los cuales, en ocasiones, no se logran comprender al 100 %, entre dichos cambios se encuentra el despertar e iniciar una vida sexual, para lo cual hay distintas opciones de acuerdo a la educación que se tenga en el hogar, la escuela o la presión social que les rodea.
Permítanme decirles, por último: como padres tenemos la obligación, incluso mayor que la de nuestros hijos, de que esto no ocurra. No tengamos miedo de hablar con nuestros hijos del cuerpo humano, del sexo, de los preservativos, de las pastillas anticonceptivas, de los problemones de tener un bebé, y  también, cómo padres debemos de actualizarnos y prepararnos. Platiquen con sus hijos, créanme que de eso nunca se arrepentirán.
Ginecobstetra. Profesor de Ginecología de la Facultad de Medicina, Torreón, UA de C.

La próxima colaboración será de la Dra. Susana Bassol Mayagoitia, Endocrinologa de la reproducción.