sábado, 28 de abril de 2012

COCCIDIOIDOMICOSIS Y TOLVANERAS

DRA. MARISELA DEL ROCÌO GONZÀLEZ MARTÌNEZ*
El Siglo de Torreòn aquì

Las condiciones de suelo que existen en la región lagunera y especialmente las temporadas de tolvaneras son determinantes para la diseminaciòn de la coccidioidomicosis entre la poblaciòn.

La coccidiodiomicosis es una enfermedad principalmente pulmonar producida por el hongo Coccidioides, que vive al suroeste de Estados Unidos, norte de México, y  algunas regiones semiáridas de Centro y Sudamérica. El Coccidioides habita  los suelos semidesérticos con baja precipitación pluvial, temperaturas altas en verano y bajas en invierno, suelos alcalinos, arenosos y arcillosos. Las formas infectantes de este hongo pueden ser inhaladas por cualquier persona, no importa edad o sexo. Esta enfermedad guarda muchas similitudes con la tuberculosis y con otras infecciones por eso se conoce como “la gran imitadora”; es importante establecer un diagnostico diferencial.

El 60 por ciento de las infecciones primarias por coccidioides son asintomáticas. Cuando hay manifestaciones èstas se presentan de 7 a 20 dìas después de la exposiciòn al hongo, inicialmente los síntomas son leves parecidos a la gripe.

El cuadro clìnico incluye tos, fiebre, dolor en pecho y cabeza, fatiga, escalofrío, anorexia y malestar general. La radiografía de tórax demuestra típicamente infiltrados pulmonares. En los primeros días de enfermedad, del 10 al 30 por ciento de los pacientes presenta una erupción en la piel que usualmente desaparece bruscamente.

Aproximadamente el 5 por ciento de las infecciones primarias pueden estar acompañado de conjuntivitis leve, dolores artìculares (artralgias) y por eso se le llama también “reumatismo del desierto”. Algunos desarrollan coccidioidomicosis pulmonar persistente y neumonía progresiva crónica con manifestaciones clìnicas de tos, baja de peso, fiebre, hemoptisis, disnea, y dolor de pecho que pueden persistir por años.

Del 1 al 5 por ciento de los pacientes con coccidioidomicosis primaria desarrollan la enfermedad en otras partes de cuerpo. Los procesos pueden ser agudos, subagudos o crónicos. La extensión extrapulmonar puede consistir en lesiones de piel, hueso, meninges y nódulos linfoides, bazo, hígado, riñones y pleura.

La coccidioidomicosis meníngea es la forma más severa de esta enfermedad, se presenta con frecuentes recaídas y una alta mortalidad. Los pacientes que tienen meningitis fúngica crónica presentan típicamente combinación de confusión mental, fiebre, dolor de cabeza, nausea, rigidez de nuca y vómito. El tratamiento esta indicado de por vida.

La afectación al sistema musculoesquelético ocurre en forma de osteomielitis destructiva. En general la coccidioidomicosis tiene predilección por las protuberancias óseas.

Para el diagnostico se  identifica, aísla y cultiva el hongo en el laboratorio. Se aplica una inyección de coccidiodina para conocer si hay reacción dérmica y se detecta la presencia de  anticuerpos específicos en fluidos corporales.

El tratamiento es con antibióticos específicos (antifúngicos) como Anfotericina B y Fluconazole. 

*Microbióloga. Profesora de Microbiologìa de la Facultad de Medicina Torreón, U.A. de C.

La próxima colaboración serà del Dr. Francisco Carlos López Màrquez, inmunobiòlogo

sábado, 21 de abril de 2012

TAN SIMPLE COMO LAVARSE LAS MANOS

MTRA. LUZ MARÌA GALVÀN URIARTE*
El Siglo de Torreòn aquì
Las parasitosis intestinales son enfermedades que afectan principalmente a los menores de edad y son causadas, tanto por microrganismos unicelulares (microscópicos), como por gusanos evidentes a simple vista.
En muchas ocasiones las personas infestadas por parásitos no presentan manifestaciones clínicas y la enfermedad pasa desapercibida, pero a pesar de ello son fuente de contagio para otras personas, pues son capaces de transmitirlas. En los casos que sí hay manifestaciones, se presenta un cuadro clìnico agudo intenso ó crónico con alternancia de períodos de enfermedad y períodos de aparente salud. Los signos y síntomas más frecuentes incluyen dolor abdominal, diarrea, náuseas, vómito y en ocasiones, dolor de cabeza, fiebre y prurito (comezón) anal; esta enfermedad puede agravarse debido a que pueden causar deshidratación, debilitamiento y falta de apetito. Mientras que los niños afectados pueden sufrir desnutrición, retraso en su crecimiento y déficit en el aprendizaje.
La frecuencia de las parasitosis intestinales en nuestro medio está relacionada con la fácil diseminación de los quistes y/o huevecillos, y, especialmente, con los hábitos higiénicos deficientes. Pueden encontrarse en la tierra donde juegan los niños, en los juguetes que se llevan a la boca, en los pasamanos de las escaleras, las frutas y verduras no desinfectadas o las monedas con las que pagamos, y hasta pueden ser transmitidos por insectos voladores o rastreros.
En zonas rurales o urbanas marginales con ausencia de servicios de agua potable y drenaje, con defecación al ras del suelo y pisos de tierra en los hogares, se vuelve un problema importante por la exposición  frecuente a estos organismos. Lavarse las manos después de ir al baño y antes de comer o preparar los alimentos son la medida de protección más sencilla y económica que podemos aplicar para el cuidado de nuestra salud. Las personas dedicadas a la preparación y venta de alimentos deben poner especial atención al cumplimiento de las medidas higiénicas y a la calidad de sus productos. Las madres de familia pueden inculcar en sus hijos las medidas de protección elemental y acudir al médico al momento de detectar cualquier síntoma que sugiera la presencia de parásitos en el organismo.
          Existen medicamentos que eliminan de manera segura  los parásitos. Su médico es la persona indicada para recetarla de acuerdo a la edad y estado general del paciente. Sin embargo, la primera línea de defensa siempre será la prevención y está en nuestras manos. Insistamos en que un poco de jabón y agua ayudarán a evitar estas infecciones y proteger nuestra salud y la de los nuestros.
*Bióloga, Maestra en Educación. Profesora de Parasitología de la Facultad de Medicina de Torreón. U.A. de C.

La próxima colaboración será de la Dra. Marisela del Rocío González Martínez, microbióloga.

sábado, 14 de abril de 2012

NIÑOS MALTRATADOS

DR. DOMINGO GARCÌA ALCÀNTAR*
El Siglo de Torreòn aquì
El objetivo del presente artículo es compartir conocimientos sobre los niños víctimas de maltrato, abordar correctamente este frecuente problema, pero sobre todo, establecer las medidas preventivas, que es lo más importante. El maltrato  de los niños es un fenómeno universal, sin límites culturales, sociales, ideológicos y geográficos, que se ha incrementado a través del tiempo. En México, en los últimos años, ha aumentado del 15 al 21 por ciento. El maltrato puede ser físico,  psicológico, sexual y el abandono; poniendo en riesgo la vida y la función de los niños para los que debiera prevalecer el amor y dedicación de tiempo de calidad, sin olvidar que son un galardón y una responsabilidad asignada a quienes tenemos el privilegio de ser padres.

Dentro del daño físico están las quemaduras, fracturas, laceraciones, intoxicaciones, daño de órganos como el hígado, bazo o tubo digestivo. Algunos indicadores de maltrato psicológico son: bajo rendimiento escolar, inasistencia a clases, agresividad, rebeldía, desorganización, excesiva dependencia. El daño psicológico implica baja autoestima, impotencia, culparse a sí mismo, miedo,  angustia, depresión, regresiones, actitud agresiva; el niño incorpora del hogar violento un modelo de relación agresiva, es posible que se fugue a edad temprana del seno familiar y manifieste conductas delictivas y antisociales.

 Algunos condicionantes y desencadenantes del maltrato infantil son: familias disfuncionales, enfermedades, padres maltratados en su niñez, alcoholismo, drogadicción, baja tolerancia al estrés y embarazos no deseados. Los factores de riesgo en el niño son: conducta difícil, discapacidad física o psíquica, patología crónica. Las condiciones de riesgo familiares son: antecedentes de conducta violenta, procesos psiquiátricos, familias en etapa de desintegración o desintegradas, consumo de alcohol o drogas. En las condiciones de riesgo del entorno existe marginación, pobreza, aceptación cultural de la violencia, ausencia de redes sociales de apoyo a la comunidad. Los indicadores de abandono son: descuido en la alimentación, en la higiene, la ropa, problemas de salud no atendidas.

¿Qué hacer? La Norma Oficial Mexicana No. 19-SSA1-1999 establece los lineamientos fundamentales. Partiendo de la sospecha o evidencia franca de maltrato: se deberá denunciar ante el ministerio público, siendo ésta responsabilidad de toda la sociedad. Sin embargo, tristemente, vemos que falta fomentar esta cultura, y así, dejamos a las víctimas en senos familiares que  amenazan constante  la integridad y la vida, mientras que estos niños pudieran estar con familias funcionales que desean tomarlos en adopción.

La solución definitiva es retomar valores en diferentes campos, especialmente en el seno familiar, lugar fundamental de trasmisión y fomento de valores que sustentan la sociedad, la educación y unidad de cultura. Por ello, aprovechemos cada momento para expresarles amor a nuestros niños y educar mediante el buen ejemplo.


*Subdirector de Enseñanza e Investigación del Hospital Infantil U.A. de C.

Correo electrónico: hospitalinfantiluniversitario@hotmail.com

La próxima colaboración será de la Mtra. Luz María Galván Uriarte, bióloga

lunes, 9 de abril de 2012

HEMORROIDES

DR. CARLOS ACEVEDO AGUIRRE*
El Siglo de Torreòn aquì
Las hemorroides es una de las enfermedades más frecuentes en el mundo. También conocida como “almorranas”, las hemorroides son unos cojinetes vasculares que se encuentran en el conducto anal, en la parte final del recto. Sirven como colchón al paso de las heces. En personas con dificultad para evacuar, este tejido se va agrandando e inflamando, causando así la enfermedad.
Los síntomas más frecuentes son el sangrado, sensación de cuerpo extraño, ardor, dolor, comezón, y ocasionalmente salida de tejido a través del ano (prolapso).  Generalmente los síntomas son progresivos, es decir, inician con pocas molestias y con el paso del tiempo se intensifican. Hay ocasiones en que una persona sin síntomas previos tiene un crecimiento rápido de una hemorroide con dolor intenso y sangrado; esto es debido a que en una hemorroide la sangre se coagula (trombosis).  Es muy importante que ante cualquier síntoma se acuda al especialista ya que ningún sangrado a través del recto es normal, y no todo sangrado a través del ano es por hemorroides. Existen otras enfermedades que también originan sangrado como el temido, y actualmente frecuente, cáncer de colon.
           ¿Qué estudios se requieren para el diagnostico? Lo más importante es que el paciente acuda con un médico especialista quien interrogará al paciente y después le realizará una exploración del área. También efectuará una rectoscopia, que consiste en la introducción de un instrumento de video para ver el interior del recto.

            Es de vital importancia que esta enfermedad sea tratada por un médico especialista (coloproctólogo), debidamente certificado para el ejercicio, ya que un mal diagnóstico o un tratamiento inoportuno pueden desarrollar complicaciones muy serias. El Tratamiento depende del grado en que se encuentren y la intensidad de los síntomas. La gran mayoría de los pacientes no requieren cirugía, el problema es que los pacientes por vergüenza o temor no acuden al médico.  Se deberá hacer un cambio en la dieta: sin irritante, con mucha agua y fibra (los suplementos de fibra evitan que las heces sean duras y no lastimen durante la evacuación). También existen gran cantidad de pomadas que sirven como antinflamatorios y ayudan a disminuir el dolor.  Cuando los síntomas no mejoran con el tratamiento o los síntomas son muy severos deberá realizarse la cirugía.  Esta última, es muy temida por todos, sin embargo, actualmente se realiza con técnicas modernas, poco dolorosas, y sobre todo, seguras con un resultado científicamente comprobado.

           Recomendaciones: Ingerir abundantes líquidos, evitar alimentos irritantes, evitar el estreñimiento, no permanecer mucho tiempo sentado en el sanitario. Ante cualquier síntoma acudir al especialista y tener cuidado con tratamientos alternos que no tienen sustento académico-científico.
*Colonoproctólogo-Cirujano de colón, recto y ano. Profesor de Cirugía de la Facultad de medicina de Torreón de la U.A. de C.
La próxima colaboración será del Dr. Domingo García Alcántar, pediatra.