lunes, 9 de junio de 2014

TRASTORNOS POR DÉFICIT DE ATENCIÓN


DR. ADALBERTO MENA CALDERA*
El Siglo de Torreón

Entre los trastornos de conducta de la infancia y la adolescencia, el Trastorno por déficit de atención (TDAH) es de los más frecuentes. Se sabe que de cada 100 niños en edad escolar de 3 a 5 lo presentan, y más del 40 % de quienes lo padecieron durante la juventud siguen presentando deterioro funcional por síntomas activos en la vida adulta.

Se describe clásicamente la tríada de desatención, hiperactividad e impulsividad, aunque hay al menos dos presentaciones de este cuadro. El primero muestra características de las tres condiciones mencionadas y se asocia más con trastorno negativista desafiante y disocial (la llamada coloquialmente delincuencia juvenil). En el segundo predomina la inatención y menos la hiperactividad e impulsividad con mayor propensión a desarrollar trastornos de ansiedad y depresivos asociados.

Actualmente, el TDAH, se considera una enfermedad neurobiológica en la que interactúan diversos factores que incluyen el ambiente tanto físico como social para que se presente. Dicho de forma más simple, son niños que frecuentemente no prestan atención suficiente a los detalles, se equivocan en las tareas escolares por descuido, no ponen atención al jugar, no siguen instrucciones, no finalizan tareas, se les dificulta organizar actividades, evitan actividades que requieran esfuerzo mental sostenido, pierden objetos necesarios para sus labores, se distraen por estímulos sin importancia, son descuidados. Mueven en exceso manos o pies o se remueven en el asiento, abandonan el asiento en clase, corren o saltan excesivamente en situaciones en las que es inapropiado hacerlo, parece que “tienen un motor” que no para, hablan en exceso, precipitan respuestas, no pueden guardar turno y son entrometidos. Todo lo anterior está presente desde antes de los 7 años de edad y les causa problemas en su desempeño escolar, lo que puede hacer que equivocadamente se piense que tienen discapacidad intelectual, además de favorecer el desarrollo de una baja autoestima y dificultades en la socialización. Por otro lado nos encontramos con que existen en la actualidad tratamientos farmacológicos que funcionan de forma consistentemente efectiva en un porcentaje de hasta el 70 % de los niños con TDAH. Esto quiere decir que su rendimiento escolar mejora, dado que pueden poner más atención y los síntomas asociados disminuyen también de forma significativa ya que se tiene la posibilidad de tener mayores logros de acuerdo a su nivel escolar. Por supuesto la evaluación del problema la debiera hacer un profesional capacitado, y sea el pediatra, neurólogo, psiquiatra o psicólogo, con el fin de establecer un plan de atención racional que en el mejor de los casos incluya tanto el empleo del medicamento apropiado como el apoyo psicopedagógico y psicológico tanto al paciente como a sus padres. Esto, por supuesto, supone la participación de profesionales de otras áreas, maestros y trabajadores sociales para lograr lo que se ha dado en llamar un abordaje “multimodal”.
 
Los medicamentos más utilizados y con los que se tiene experiencia desde hace más de 70 años son los estimulantes que además, cuando son bien empleados, disminuyen el riesgo de que el muchacho desarrolle un trastorno por consumo de sustancias posteriormente. 

*Psiquiatra. Profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina, Torreón, UA de C.

La próxima colaboración será del Dr. Rubén Darío Galván Zermeño, médico internista.