lunes, 28 de abril de 2014

DEPRESIÓN MAYOR Y RIESGO DE SUICIDIO

DR. FERNANDO SÁNCHEZ NÁJERA*
La palabra depresión proviene del latín depressio que significa hundimiento. Lo cual hace referencia al principal sentimiento en el paciente depresivo; se siente hundido y con un gran peso sobre su  existencia.
            La clasificación internacional de enfermedades (CIE-10) define la depresión como un trastorno del estado afectivo que se caracteriza por la presencia de  episodios en los que el paciente sufre decaimiento del ánimo, sensación de tristeza vital persistente, reducción de la energía, disminución de la actividad, deterioro de la capacidad de disfrutar (o anhedonia), del interés y la concentración, sensación de cansancio importante, trastornos del sueño, disminución del apetito, de peso y de la libido, en ocasiones se puede presentar agitación y angustia. Con frecuencia decae  la autoestima, y aparecen ideas de culpa y pensamientos como: “Tal vez si ya no viviera se arreglaría todo”. Y sensación  de no ser útil. El decaimiento del ánimo varía poco de un día al siguiente, es decir, aunque en el entorno todo es reunión entusiasmo y alegría más la persona se siente solitaria.
Prevalencia: el 4 % de la población general padece este tipo de depresión. En los países desarrollados la incidencia llega al 15 % de acuerdo a la OMS. Según  este organismo para el año 2020  la depresión se convertirá  en la segunda causa más importante de  discapacidad y muerte. Sólo superada por las enfermedades cardiovasculares.
Factores de riesgo para el desarrollo de trastorno depresivo (TD) mayor y suicidio; el riesgo de padecer depresión aumenta de 2 a 3 veces cuando encontramos: Historia familiar de padecimientos afectivos, abuso de alcohol y drogas, desempleo, estado civil: personas divorciadas, viudas, solas. Grupo etario, la mayor incidencia del TD Mayor se presenta entre los 25 y los 40 años, eventos traumáticos del pasado, pérdida de status social, de poder y  riqueza, alejamiento de familiares y amistades, matrimonio disfuncional, deudas, muerte de familiar cercano, aborto, soledad, ataques de pánico o ansiedad severa,  enfermedad física grave. A estos se agregarían en las mujeres síndrome disfórico premenstrual, aborto, menopausia, entre otros.
En los últimos 10 a 15 años se observa un notable incremento (20 a 25 %) en la aparición del trastorno depresivo mayor  en la etapa prepuberal y adolescencia (11 a 19 años), el cual ha ido en aumento por diversos factores entre los que se encuentran el fenómeno de bullying que se ha visto propagado por el uso de las redes sociales en menores sin la supervisión de los padres.
Detección: Si una persona, sobre todo, familiar (pues la persona que padece suele no darse cuenta) ha observado un buen número de los síntomas descritos, es importante que acuda por sí mismo o  lleve a su familiar a ser valorado medicamente. En las instituciones del sector salud está el médico de primer contacto y el especialista, e igualmente es la medicina particular.
Tratamiento: En TD mayor el manejo inicial deberá ser supervisado o iniciado por el especialista en psiquiatría, el cual establece la alianza terapéutica  y verifica la selección del fármaco antidepresivo, la dosis específica y el empleo de medicamentos coadyuvantes, implementando cuidados especiales y de acompañamiento máxime si existe el riesgo de suicidio, que incluso por ello podrá ser indicativo de hospitalización.
*Psiquiatra. Profesor de psiquiatría de la Facultad de medicina, Torreón, UA de C. Correo electrónico: sanafe07@hotmail.com
La próxima colaboración será de la Dra. Elsa Margarita Zúñiga Galicia, histopatòloga.