domingo, 15 de febrero de 2015

BUSCANDO LA EXPLICACIÓN DE LA VEJEZ (Parte II)


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DR. EVARISTO JAVIER GÓMEZ RIVERA*

En seguida citó algunas teorías que han surgido para explicar el proceso de envejecimiento:
La teoría de la escoria celular: establece que el envejecimiento se debe a residuos que poco a poco se acumulan principalmente en articulaciones y vasos  sanguíneos. Esta teoría de la impregnación de los tejidos propone que la vejez sucede por causa de la basura metabólica, se supone que los residuos tóxicos  se  acumulan y eso es lo que hace que envejezcamos.
La teoría de la deshidratación: según Rocasolano la deshidratación es expresión de la vejez. Por ejemplo, el feto humano a los tres meses tiene 94 % de agua y el  adulto tiene 65 % aproximadamente. La deshidratación  entonces es signo de envejecimiento, a menor viscosidad más vitalidad a mayor viscosidad… la muerte se acerca.
Teoría hormonal: el declive de las hormonas sexuales fue culpado del envejecimiento, pero el paso del tiempo ha puesto las cosas en su lugar y ahora sabemos que sólo hacen reparaciones locales y nada más. Comprendemos que el envejecimiento es un proceso general que abarca todo el organismo y si las funciones viriles se apagan es por la involución de las glándulas genitales y no por el envejecimiento. Recetando hormonas sexuales se puede devolver la virilidad al viejo, pero el viejo no dejará de serlo.
Gregorio Marañón, quien fue autoridad en este campo dijo: “En el espíritu humano está fuertemente arraigado el concepto de juventud unido a la capacidad sexual”. El aspecto joven de una persona madura se liga a la idea de que esa persona ha logrado conservar la actividad erótica, y en cierto sentido es verdad, porque basta con la ilusión de que la sexualidad esta despierta para sentirse joven  y esa ilusión puede encenderse y perdurar poniéndose inyecciones de extractos gonadales cuyo efecto en la mayoría de las veces es solo imaginación. A Brown Sequard, padre de la opoterapia (tratamiento de las enfermedades por administración de extractos de diversos órganos, especialmente de las glándulas endocrinas) le pasó, los extractos espermáticos que se inyectaba no tenían más actividad hormonal que el agua de tlacote, hasta ahora  no sabemos si las hormonas que inyectamos son útiles porque lo son o nos lo figuramos. La sexualidad es una bandera de juventud, pero no es juventud, se puede ser joven con la bandera arriada, e, inversamente, una bandera a toda asta, puede encubrir mercancía averiada y devaluada.
En el envejecimiento participan todos los tejidos, ninguno menos importante y habrá que abordarlos con métodos nuevos y con otros ojos. No se trata de quiméricos rejuvenecimientos, ni suponer que la presencia de las hormonas es el registro de nuestra vitalidad, ni que la deshidratación sea parámetro de envejecimiento, tampoco que  el viejo sea depósito de desechos metabólicos.
La vejez se presenta como un mundo de problemas inéditos de creciente interés. De lo que se trata es de conocer, poco a poco, la marea de cambios que tiene el envejecimiento, porque cuando envejecemos unas olas se retiran, otras avanzan.
Citando nuevamente a Gregorio Marañón que expresó: “Yo deseo que este problema estimule a  los jóvenes  investigadores a ahondar en su conocimiento, para ayudar a los viejos en sus últimos años a ser útiles a los demás y a ellos mismos.” Esto es más importante que pretender el rejuvenecimiento. 
*Traumatólogo. Profesor de ortopedia en la Facultad de medicina, Torreón, UA de C.
La próxima colaboración será del Dr. Daniel Arrellano Pérez Vertti, traumatólogo.