DR. MANUEL FRANCISCO CERVANTES MIJARES*
“En
una pareja sana los roles sexuales son flexibles; ambos tienen la libertad de
pedir o tomar la iniciativa cuando deseen tener sexo.”
La conducta sexual es escenario de múltiples conflictos cuando existen actitudes rígidas y mala información. Sin embargo puede haber grandes satisfacciones y posibilidades de crecimiento cuando se encuentra un espacio de libertad y mutua aceptación.
En nuestra cultura tradicional, se considera el rol masculino como el
activo, dominante, poseedor del conocimiento y la experiencia. Afortunadamente,
esta idea cada vez se ha desmitificado. El rol femenino se conceptualizaba como
el pasivo, receptivo y complaciente de los deseos masculinos, donde no había
espacio para los deseos de ella y sólo pasivamente “participaran en el acto
sexual”, además se consideraba que el experimentar placer las denigraba a “el
papel de mujeres malas”,
Muchas
parejas inician pleitos interminables debido a la dificultad que tienen para
expresar abiertamente sus necesidades sexuales. Ambos se involucran en
discusiones sobre quién debería de iniciar la actividad sexual. En la mayoría
de las parejas se mantiene un rol rígido, además de insatisfactorio y se
deposita toda la responsabilidad en uno de ellos. Cuando esto ocurre, se etiquetan
y en su esquema no puede integrar otra actitud de su compañero. Esto
definitivamente acaba con la posibilidad de una participación más activa de
alguna de las partes. De aquí se desprende la necesidad inconsciente de buscar
otras alternativas para la expresión de la sexualidad. Es más difícil abrir
estas fantasías y atreverse a realizarlas con la pareja, esto requiere madures,
apertura y flexibilidad.
Cuando uno de ellos desea sexo y el otro “no adivina” las necesidades de
su pareja y su conducta no va en la dirección esperada, comienza la acumulación
de resentimientos e sobre la pareja y se trasforma en malestar y alejamiento.
En una persona con baja autoestima la sensación de rechazo, de no sentirse
deseada por su pareja produce angustia y temor al abandono. Estos sentimientos
favorecen la disminución del deseo sexual, e inhiben la excitación.
Las influencias socioculturales y religiosas, recaen sobre el
comportamiento sexual porque se aprende a través de la culpa y la información
distorsionada, particularmente sobre el papel de la mujer como la parte pasiva.
Ello genera una gran dificultad para expresarse abierta y espontáneamente lo
que les agrada sexualmente.
En
los hombres este aprendizaje distorsionado también ha afectado la expresión
afectiva, la comunicación y la sensibilidad hacia la pareja, provocando conductas
que activan un rechazo, disminuyendo el deseo sexual y excitación en la pareja.
Cada persona desarrolla un lenguaje propio y significativo para
referirse a sus deseos y conducta sexual. Al iniciar la relación de pareja e ir
abriendo el espacio para la sexualidad, cada uno compartirá ese mundo íntimo
con el otro para formar un código sexual por medio del cual se comunicaran y
activaran el afecto. En la fase de idealización cualquier palabra o actitud
será mágica y impulsará un profundo deseo en ambos de estar juntos. En fases más
avanzadas estas mismas palabras o actitudes producirán enojo o malos entendidos.
Es importante que la pareja revise su modo de comunicar sus deseos y valorar si
el impacto de las palabras que utiliza en realidad excitan o no a su pareja.
El mejor afrodisíaco es la comunicación clara y directa; manifestar con
franqueza lo que desean, fantasean o esperan. Ello producirá un aumento en la excitación
sexual. Muchas frases al pasar los años pierden fuerza y salen de contexto, lo
que se conserva integro si va acompañado de afecto y aceptación. La pareja sana
se permite intercambiar los roles y pasar de una actitud pasiva a una activa
sin temor al rechazo o a ser lastimados. La mutua exploración a través de la
sexualidad es un camino que al recorrerlo aumentará la intimidad y el amor
maduro en la pareja.
*Doctor en Psicología. Profesor de Psicología de la Facultad de Medicina
de Torreón, UA de C.
La próxima
colaboración será del Dr. Evaristo Gómez Rivera, traumatólogo.