sábado, 31 de diciembre de 2011

TRASTORNO DEPRESIVO MAYOR

 DR. ADALBERTO MENA CALDERA*
El Siglo de Torreón aquí
El trastorno depresivo mayor es una de las alteraciones en el estado de ánimo que forman parte de los problemas emocionales y es el padecimiento que se observa con mayor frecuencia en la asistencia primaria; lo sufren un 10 por ciento de la población y se presenta en el doble de mujeres en relación a los hombres.
            El trastorno depresivo mayor representa un cambio, durante un período de dos semanas, respecto a la actividad previa del paciente, se caracteriza por la presencia de cinco, o más, de los siguientes síntomas: estado de ánimo depresivo, según lo indica el propio sujeto expresando que se siente triste o vacío. A la observación realizada por otros lo describen como una persona que presenta llanto de manera recurrente. En los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable. Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o en casi todas las actividades. Pueden presentar variaciones en un mismo día y casi diariamente.
            Igualmente es posible observar pérdida o aumento importante de peso, esto, sin hacer dieta a propósito. Las variaciones en el peso corporal pueden ser del 5 por ciento en un mes. Esto es consecuencia de que, sin razón aparente, pierden el apetito o se incrementa. También produce insomnio o hipersomnia, agitación o enlentecimiento motor (observable por los demás, no se trata sólo de meras sensaciones de inquietud o de estar enlentecido), fatiga y pérdida de energía, sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos e inapropiados, que pueden ser delirantes, no son los simples autorreproches de culpabilidad por el hecho de estar enfermo. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, e indecisión, esto puede ser una atribución subjetiva o una observación ajena. Pensamientos repetidos de muerte (no únicamente de temor a la muerte), ideación suicida recurrente sin un plan específico o tentativa de suicidio.
            Los síntomas provocan malestar clínicamente significativo y puede haber deterioro social, laboral o de otras áreas relevantes de la actividad del individuo que no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia,  medicamento o alguna enfermedad (por ejemplo, el hipotiroidismo). Los síntomas no se explican mejor por la presencia de un duelo (por ejemplo, después de la pérdida de un ser querido), persisten durante más de dos meses y se caracterizan por una acusada incapacidad funcional, preocupaciones mórbidas de inutilidad, síntomas psicóticos y enlentecimiento psicomotor.
            En la actualidad se cuenta con medicamentos y procedimientos psicológicos útiles que mejoran de forma significativa las condiciones de quienes sufren este padecimiento.
*Psiquiatra: Profesor de psiquiatría de la Facultad de Medicina de Torreón. U. A. de C. Correo electrónico: menacaldera@hotmail.com
La próxima colaboración será del Dr. Juan Antonio Medina Adame, inmunoalergólogo pediatra.

sábado, 24 de diciembre de 2011

OBESIDAD INFANTIL

DR. DOMINGO GARCÍA ALCÁNTAR*
El Siglo de Torreón aquí
El objetivo del presente texto es compartir información sobre la obesidad, dar a conocer la magnitud, impacto y trascendencia de ésta y sensibilizar al lector sobre la necesidad de cambiar estilos de vida
            La obesidad  Infantil se define como un trastorno metabólico caracterizado por exceso de grasa corporal. Es un problema de salud pública con repercusiones graves en los niños, es considerada por la O.M.S. como  la epidemia del siglo XXI. Corresponde a la segunda causa de muerte prevenible después del tabaquismo, esto se debe a que el 95 por ciento de las personas consume calorías  en exceso, lo que se conoce como obesidad  exógena.
            Algunos de los factores que influyen para desarrollar la enfermedad son el aumento en el sedentarismo y la propaganda que induce al consumo y que presenta ofertas frecuentes de productos hipercalóricos. Además, la sociedad se está alejando de los métodos de preparación tradicional de alimentos, que es más sana y está consumiendo  productos  procesados industrialmente. Por ejemplo, en México el promedio de consumo de refrescos por mexicano es de 149 Litros al año y 107 de ellos son de cola.
            Según el Inegi, hasta el año 2010 hay 43 millones 490 mil personas menores de 19 años, y de acuerdo a la encuesta nacional de salud y nutrición  la prevalencia de la obesidad en los últimos siete años ocurre en todos los grupos de edad, siendo a nivel nacional de alrededor de 35 por ciento para ambos sexos y de ellos los escolares son los más afectados; el norte tiene 45 por ciento y Coahuila el primer lugar. Esto es sumamente preocupante por todo lo implicado. La obesidad y  el sobrepeso incrementan el riesgo de enfermedades metabólicas como la diabetes, la hipertensión arterial, infartos al miocardio; trastornos circulatorios, renales, cerebrales, cáncer, problemas ortopédicos, artritis, baja  autoestima y depresión. En general las personas obesas tienen un riesgo de 50 a 100 por ciento mayor de morir tempranamente.
            El impacto económico también es preocupante: la O.M.S. en términos relativos afirma que la obesidad aumenta los costos de atención de salud en un 36 por ciento y los de medicamentos un 77.
            ¿Qué podemos hacer? Alimentar al bebé al seno materno por lo menos  los primeros 6 meses o un año, incluir en su dieta frutas y verduras, incrementar la actividad física caminar por lo menos 30 minutos diarios, compartir estos hábitos con la familia y amigos, cambiar estilos de vida. Hacer un equipo multidisciplinario con la familia, el pediatra, el nutriólogo, los maestros, el psicólogo y el gobierno, de tal manera que todos contribuyamos en la solución desde  los diferentes roles que jugamos en la vida.
            *Pediatra. Subdirector de Enseñanza e Investigación del Hospital Infantil Universitario. U. A. de C.
                     La próxima colaboración será del Dr. Adalberto Mena Caldera, psiquiatra.

sábado, 17 de diciembre de 2011

COMENTARIOS SOBRE ANESTESIA GENERAL


POR DR. ANTONIO HERNÁNDEZ ORTÍZ*
El Siglo de Torreón aquí
Los procedimientos anestésicos se dividen en tres tipos: anestesia local que insensibiliza una parte reducida del organismo, se realiza aplicando una inyección,  pomada o aerosol, es muy utilizada por los dentistas y dermatólogos. En segundo lugar está la anestesia regional en la que se inyectan medicamentos que bloquean la transmisión nerviosa. En esta técnica, igual que en la anterior, el paciente está consciente y se pueden aplicar fármacos tipo benzodiazepina como tranquilizantes mientras se lleva a cabo el procedimiento quirúrgico, las más frecuentes son: la raquianestesia y el bloqueo peridural. Un ejemplo de anestesia regional es la que se utiliza en mujeres durante el proceso de parto. El tercer tipo es la anestesia general de la que me ocuparé hoy.
            La anestesia general es un procedimiento médico por medio del cual se produce inconciencia, prevención del dolor y relajación o parálisis muscular. Para este proceso se utilizan medicamentos que actúan en el sistema nervioso central provocando una depresión de éste. Un medicamento anestésico inhalado produce los tres efectos: inconciencia, analgesia y relajación o parálisis muscular.
            Hay otra técnica dentro de la anestesia general donde se utilizan medicamentos llamados adyuvantes como hipnóticos cuyo efecto es la inconciencia, analgésicos para evita el dolor y los relajantes o paralizantes musculares: En muchos procedimientos se pueden usar los fármacos adyuvantes sin recurrir a los anestésicos inhalados, lo que se denomina anestesia general total endovenosa.
            Durante el procedimiento de anestesia general el paciente se vigila permanentemente (monitorizado) con una serie de aparatos que nos certifican que el paciente recibe la dosis adecuada para lograr el plano anestésico. De esta manera se puede llevar a cabo el procedimiento quirúrgico.
            Es importante señalar los parámetros de vigilancia del paciente anestesiado, estos son:
            Presión arterial.-  Determina el funcionamiento cardíaco.
            Pulso.- Es un parámetro que tomamos en el antebrazo y traduce como está la frecuencia cardíaca.
            Electrocardiograma.- Nos informa el estado eléctrico del corazón.
            Oximetría de pulso.- Indica la cantidad de oxígeno que está siendo captado por la hemoglobina.
            Capnografía.- indica la cantidad de bióxido de carbono que hay en la sangre.
            Reflejos en la pupila.- La pupila se debe encontrar cerrada sin respuesta a la luz.
            Además de los parámetros anteriores existen otros más especializados que nos permiten vigilar al paciente en un procedimiento de anestesia general.
            Perla anestésica: Toda persona mayor de 40 años que se va a de someter a un procedimiento de anestesia general deberá realizarse una valoración de riesgo quirúrgico que va determinar el estado de salud, principalmente, de su corazón y pulmones; de esta manera se disminuyen los accidentes en los procedimientos quirúrgicos. 
            *Anestesiólogo. Profesor de anestesiología de la Facultad de Medicina de Torreón U. A. de C.
                        La próxima colaboración será de Dr. Domingo García Alcantar, pediatra.

sábado, 10 de diciembre de 2011

AMIBIASIS

 M.C. FRANCISCO JAVIER LOZOYA ENRÍQUEZ*
           El Siglo de Torreón aquí
Es necesario aclarar que los términos infección y enfermedad son diferentes porque la primera implica que las bacterias, virus y/o parásitos, están dentro de un organismo pero no necesariamente causan enfermedad. La amiba o Entamoeba histolytica con frecuencia se encuentra en los intestinos del humano, pero esto no implica que se tengan los signos y síntomas de la enfermedad como: dolor intestinal, diarrea, sangre en la materia fecal, palidez y aumento en la temperatura. Cuando una persona acude a la consulta,  en el caso de que se sospeche enfermedad por amibas, el médico palpará principalmente la región del intestino grueso y el apéndice, porque estos sitios son en donde se multiplican las amibas. Si el paciente se queja durante esta práctica, esto sugiere la presencia de parásitos.
            De manera que la amibiasis es una infección que se puede convertir en una enfermedad intestinal y de no tratarse, puede causar la muerte. El cuadro clínico grave se caracteriza por dolor en la parte baja del abdomen. Este dolor puede ubicarse en el sitio de la apéndice (más o menos entre el ombligo y donde se une la pierna derecha con la parte baja del abdomen) y en consecuencia, se puede confundir con una apendicitis bacteriana. Las personas con este padecimiento pueden sentir como que traen muchos gases intestinales, pero en realidad el intestino grueso esta inflamado y esto causa dolor. Se puede sentir la urgente necesidad de ir al baño (los denominados retortijones), pero cuando ya se encuentra ahí, por más esfuerzo que se hace, en algunas ocasiones no se defeca o la cantidad de excremento es muy poca (tenesmo y pujo). Otras veces, se presenta como diarrea y se observa la presencia de sangre en la materia fecal (disentería amibiana). Esto indica que ya hay lesiones ulcerativas en el intestino producidas por las amibas. Existen varios tipos de amibiasis intestinal; todas son de cuidado. Las manifestaciones clínicas que provoca y  la disentería, en cierta manera son una advertencia y ventaja para los pacientes, porque le indican que debe acudir al médico de inmediato, para que éste a su vez solicite pruebas de laboratorio, que le ayuden a confirmar su diagnóstico y posteriormente administre un tratamiento.
            Las amibas se adquieren por medio del agua, alimentos o utensilios de cocina, que pueden estar contaminados con quistes de Entamoeba histolytica. También existe otra manera de entrada al cuerpo humano de estos quistes, que está directamente relacionada con la higiene personal: manos sucias, contaminadas con formas infectantes, la medida de prevención más elemental para evitarla, es el lavado de manos antes de comer.     
             *Parasitólogo. Profesor de Parasitología de la Facultad de Medicina de Torreón U.A. de C.  Correo electrónico: fjlozoyae@hotmail.com
                       La próxima colaboración será del Dr. Antonio Hernández Ortiz, anestesiólogo.

sábado, 3 de diciembre de 2011

COMA Y MUERTE CEREBRAL

DR. MARIO DEL VALLE GONZÁLEZ*
El Siglo de Torreón aquí
Con cierta frecuencia hemos tenido  familiares o conocidos que han sufrido alguna enfermedad o accidente donde el médico informa que el paciente está en coma, o peor aún, que tiene muerte cerebral.
            El cerebro es un órgano que apenas rebasa el 1.5 por ciento del peso corporal (1800 gr. aproximadamente) pero requiere de una enorme cantidad de oxígeno y glucosa para su funcionamiento. Si una persona no respira por más de 4-5 minutos, el cerebro se daña en forma permanente.
            Existen muchas enfermedades donde el cerebro resulta afectado. Por ejemplo, en alteraciones sistémicas (como una baja de glucosa) o  enfermedades propias del cerebro: hemorragias, embolias y golpes en la cabeza (traumatismos craneoencefálicos).
La función del cerebro es mantenernos relacionados con el mundo externo (despiertos, pensantes, activos) y controlar la función automática de los órganos internos. El daño cerebral pude ir desde un estado de confusión, luego al coma, hasta llegar a la muerte cerebral. El coma, semeja al sueño pero cuesta trabajo despertar y a veces se requiere mover al paciente o provocarle dolor para que despierte unos segundos. El coma puede ser reversible, si no es muy grave y el tratamiento es adecuado. La muerte cerebral sucede cuando la falta de oxígeno (como dije anteriormente mayor a los 4-5 minutos) provocó un deterioro cerebral irreversible, el paciente continua en estado de coma, pero además, no tiene funciones vegetativas ni automáticas como orinar, defecar, ajustar la presión arterial, entre muchas otras. La última función automática en perderse es la respiración.
El objetivo del tratamiento es mantener el aporte adecuado de sangre oxigenada y nutrientes al cerebro. Se deberá tener cuidado de mantener la presión arterial dentro de la cifras normales (120-80). Cuando el daño cerebral produce edema (hinchazón) la presión intracraneal aumenta e impide el flujo de sangre al cerebro y las neuronas se deterioran rápidamente.
Si el paciente está intubado y con un respirador, la máquina mete oxígeno a presión y provoca una respiración artificial, lo que mantiene al corazón funcionando, ya que éste tiene un sistema eléctrico autónomo que lo mantiene latiendo sin influencia del cerebro; recuerden la historia de los sacrificios indígenas aztecas que sacaban el corazón aún latiendo.
En estas condiciones, mientras el corazón reciba oxígeno, y se mantenga el apoyo del tratamiento con medicamentos, soluciones intravenosas, ventilación mecánica, etc. todos los órganos del cuerpo seguirán funcionando aún con muerte cerebral. Se requiere de un examen minucioso y completo por parte de especialistas para determinar la irreversibilidad.
*Neurocirujano. Profesor de neurología de la Facultad de Medicina de Torreón. U.A. de C. Correo electrónico:drmariodelvalle@yahoo.com
 
La próxima colaboración será del M.C. Francisco J. Lozoya Enríquez, parasitólogo.