sábado, 15 de octubre de 2011

EMBARAZO Y ADOLESCENCIA

POR DR. ALEJANDRO CAMPOS ALBORES*
El Siglo de Torreón aquí
El embarazo en la adolescencia se define como el embarazo que sucede antes de los 19 años o en los dos años posteriores a la primera menstruación o menarca. Este hecho ha ido en aumento en todo el mundo, especialmente en los Estados Unidos en donde la tasa de fertilidad es una de las más altas. La edad en la que se presenta con más frecuencia es entre los 15 y 17 años. Una desafortunada consecuencia de este problema es que existe una probabilidad de que en el 50 por ciento de las jóvenes ocurra un segundo embarazo en los dos años posteriores al primero.
Las estadísticas indican que la mitad de los adolescentes norteamericanos son sexualmente activos y cerca de una cuarta parte de las jóvenes quedan embarazadas y dos tercios de éstas dan a luz. Desafortunadamente casi todas ingresan tardíamente al sistema de atención prenatal, hecho que aumenta las complicaciones.
Los riesgos en la adolescente embarazada son el parto pretermino, bajo peso al nacer, preclampsia o toxemia del embarazo que consiste en alta presión arterial y edema en miembros inferiores y eclampsia  que además de los signos de preclampcia se agregan convulsiones y en algunos casos coma. Otros riesgos son: ruptura prematura de membranas, desprendimiento prematuro de placenta, mortalidad perinatal muy alta, anemia severa, desnutrición y coeficiente intelectual bajo del recién nacido.
El embarazo y el parto alteran el desarrollo psicosocial de la adolescente y los conflictos familiares y escolares son inevitables. A menudo la relación madre e hijo resulta un proceso difícil. La joven no siempre cuenta con el aval de su pareja o familia, trayendo como consecuencia aumento en la incidencia de abortos provocados en medios clandestinos con complicaciones infecciosas y hemorrágicas, con el consecuente aumento en las muertes maternas.
Con frecuencia, las adolescentes embarazadas estén mal nutridas y consumen tabaco, alcohol o drogas, lo cual lleva a una anemia severa teniendo como consecuencias un desarrollo fetal deficiente con daño intelectual, que en ocasiones es permanente. También, se pueden presentar anormalidades neurológicas al nacer o al año de edad, provocadas principalmente por el bajo peso o la edad prematura del bebé.
Para corregir este fenómeno social lo primero es la educación familiar, ésta debe ser adecuada y madura en el aspecto sexual. También los programas de educación sexual de las escuelas son importantes. Las campañas de difusión por parte del Sector Salud son indispensables, sobre todo hay que insistir en los métodos anticonceptivos, facilitar la entrada a los programas con que cuentan los hospitales sobre clínicas de embarazo en la adolescencia. Así, el adolescente podrá ser más responsable
*Ginecobstetra. Profesor y Jefe del Departamento de Ginecobstetricia del Hospital General Universitario, U. A. de C.
La próxima colaboración será del Dr. Luis Benjamín Serrano Gallardo, Doctor en Ciencias.