El Siglo de Torreón
DRA.
ELSA MARGARITA ZUÑIGA GALICIA*
Cundo
pensamos en bacterias las asociamos instantáneamente a enfermedad, sin embargo,
la disminución o ausencia de muchas de ellas podrán representar una amenaza
para la salud, e incluso para la vida.
Microbiota
representa un conjunto de microorganismos que reside en un ambiente
preestablecido. Los humanos tenemos
acúmulos de bacterias en diferentes partes de nuestro cuerpo, tales como en la
piel (microbiota cutánea) la boca (microbiota oral) la vagina, el pulmón y otros partes del cuerpo.
La
microbiota intestinal anteriormente llamada flora intestinal es el nombre dado
a la población bacteriana que viven en nuestro intestino Esta contiene
trillones de microorganismos, calculándose que su número es 10 veces superior
al de las células del cuerpo humano, e incluyen al menos 1000 especies
diferentes de bacterias conocidas, con más de 3 millones de genes (150 veces
más que los genes humanos). La microbiota intestinal puede pesar más de 2 kgs., y es el colon el
segmento que mayor cantidad de bacterias posee. Un tercio de estos
microorganismos es común a la mayoría de la gente, sin embargo dos tercios son
específicos para cada uno de nosotros. En otras palabras, la población
bacteriana dentro de nuestro intestino es como una cartilla de identidad
individual.
Aún
y cuando cada uno de nosotros tenga una microbiota única. Esta siempre llena
las mismas funciones fisiológicas, y estas tienen un impacto directo en nuestra
salud: Ayuda en la digestión de ciertos alimentos que el estómago e intestino
delgado no son capaces de digerir: Participa en la producción de algunas
vitaminas como la “B” y “K”; ayuda a combatir la agresión de otros
microorganismos, manteniendo la integridad de la mucosa intestinal; forma parte
del sistema inmunitario actuando como barrera; ayuda en la producción de
algunos anticuerpos y antimicrobianos naturales; produce substancias con efecto
antiinflamatorio y antioxidante. Así pues, tener una microbiota intestinal
balanceada y saludable es la clave para asegura una digestión adecuada.
El
desarrollo de la microbiota intestinal inicia al nacimiento. Durante el
parto, el aparato digestivo estéril del
recién nacido rápidamente se coloniza por microorganismos maternos
(provenientes de vagina, heces, piel
y mama), y del medio ambiente. Luego se modifica con el
tipo de alimentación, ya sea por amamantamiento o mediante fórmulas infantiles.
En la adolescencia alcanza su mayor diversidad y estabilidad, y luego disminuye
en la edad avanzada, lo que explicaría la predisposición de los ancianos a
algunas infecciones intestinales.
Como
ha sido mencionado, la composición de la microbiota es altamente personalizada
y grandemente determinada por el ambiente,
la dieta, y la interacción rutinaria entre personas, a los cuales se
adapta en forma temporal o permanente. Los japoneses, por ejemplo, pueden
digerir algas marinas, parte de su dieta diaria, gracias a enzimas específicas
que su microbiota ha adquirido de bacterias marinas.
Aunque
puede adaptarse a cambios, la pérdida de balance de la microbiota intestinal,
(disbiosis), puede relacionarse con algunos problemas de salud, tales como
trastornos intestinales funcionales, Diarrea asociada a los antibióticos, Enfermedad Inflamatoria Intestinal
(Enfermedad de Crohn, Colitis Ulcerativa Crónica Inespecífica), Alergias,
Obesidad y Diabetes Mellitus, e incluso algunas enfermedades
neuropsiquiátricas.
Varios
aspectos de la vida moderna, como el uso de antibióticos, el saneamiento, la
vacunación, y cambios de dieta, tienen efectos profundos y duraderos en la población bacteriana corporal.
Gracias
al progreso tecnológico, como la Biología molecular, en conjunto con la
Bioinformática, se dispone de mayor información sobre la vida de las bacterias
en el tubo digestivo, pero aún faltan mucho por descubrirse.
*Histopatóloga. Secretaria Académica y Profesora de Histología y Patología de la
Facultad de Medicina de Torreón, UA de C.
La
próxima semana la Dra. Elsa M. Zúñiga Galicia, continuará con el mismo tema.