El Siglo de Torreón
DR. RUBÉN DARÍO GALVÁN ZERMEÑO*
Podríamos definir a las enfermedades crónicas
como aquéllas que, una vez diagnosticadas, persistirán por meses o años sin
curación, o sólo serán susceptibles de control y frecuentemente asociadas a
complicaciones como parte de la historia natural de las mismas; ejemplos:
diabetes mellitus, hipertensión arterial, insuficiencia cardiaca o renal,
artritis reumatoide, etc.
Un factor presente de los fracasos
terapéuticos y la aparición de complicaciones prematuras de enfermedades
crónicas es la falta de apego o adherencia al tratamiento. Se evita emplear el
término cumplimiento, porque ello implica solo la obediencia de las órdenes del
médico, en el término de adherencia se pretende crear un acuerdo entre las
sugerencias de tratamiento que el médico da con la aceptación y entendimiento
de las mismas por el paciente.
Se han identificado múltiples razones para la
falta de adherencia, derivadas a su vez de múltiples factores imputables a
ambos miembros del binomio médico-paciente:
-No dejar claro ante el paciente la naturaleza
de la enfermedad crónica e irresoluble para el paciente que requiere un
tratamiento de largo plazo o permanente
-No tomar en cuenta la aceptación por parte
del paciente de la vía de administración del fármaco y su frecuencia de
administración, ejemplo múltiples tomas por día o aplicación parenteral
(inyectable).
-La polifarmacia, un problema frecuente por la
coincidencia en un solo paciente de enfermedades múltiples frecuentemente
asociadas, ejemplo: hipertensión arterial con diabetes y trastornos de los
lípidos, neuropatía, cada una requiriendo de uno o más medicamentos para su
atención.
-No explicar los efectos potenciales
secundarios del tratamiento y no otorgar al paciente la confianza para
comunicarlos al médico tratante para una toma de decisión compartida en su
suspensión o sustitución.
-Costo de medicamentos o su inconstante
disponibilidad para surtimiento en los servicios públicos de salud.
Se han diseñado estrategias, tanto por
autoridades de salud como por laboratorios fabricantes de medicamentos, de ese
modo se pretende facilitar el apego al tratamiento. Las autoridades de salud se
encargan de los tratamientos supervisados, como en el caso del paciente que
acude a diario por su dosis, asegurando con ella su consumo (por ejemplo,
tuberculosis pulmonar) y por parte de la industria farmacéutica su función se
encamina, principalmente, fabricando fármacos de larga duración en su efecto, que,
idealmente, requieren de una sola toma al día o que son bien diseñando como la
“polipill” en la que en una sola píldora mezclan hasta tres medicamentos. Ambas
condiciones creadas para facilitar control de enfermedades, no logran suplir a
la comunicación que se debe dar en la relación médico paciente, por medio de la
cual se hace conciencia al paciente de la naturaleza de su enfermedad, la
evolución esperada de no tratarse correctamente y que se liga con el desarrollo
de complicaciones que impactan en la calidad de su vida.
Sirva pues esta publicación para motivar al
médico a mejorar la comunicación con sus pacientes, alejándolos de los rumores y
comentarios de otros amigos o familiares que hacen que se produzca rechazo a
los tratamientos propuestos, va también para que los pacientes planteen sus
dudas y que se informen con su médico tratante.
*Especialista
en medicina interna. Profesor de Propedéutica Médica y Jefe de Posgrado e
Investigación de la Facultad de Medicina, Torreón, UA de C.
La próxima colaboración será del Dr. Rogelio
Recio Vega, biólogo de la reproducción.