DR. ADALBERTO MENA CALDERA*
A pesar de toda la
publicidad que se ha dado a la posible legalización de la marihuana en nuestro
país y de sus múltiples, y supuestos, efectos benéficos en multitud de enfermedades;
el hecho es que su empleo se relaciona directamente con un trastorno por
consumo de sustancias cuyas características incluyen:Ansidead, consumo
frecuente en cantidades cada vez superiores o durante un tiempo más prolongado
del previsto, deseo persistente o esfuerzos fracasados de abandonar o controlar
el consumo; se invierte mucho tiempo en consumir, conseguir o recuperarse de
los efectos de la marihuana. El consumo recurrente, además de que provoca un riesgo
físico, lleva al incumplimiento de los deberes fundamentales en el trabajo, la
escuela y el hogar y a sufrir problemas sociales o interpersonales, provocados
o exacerbados por los efectos del mismo. El consumo provoca el abandono o la
reducción de importantes actividades sociales, profesionales o de ocio. Se
continúa consumiendo a pesar de saber que se sufre un problema físico o
psicológico persistente o recurrente probablemente causado o exacerbado por
esto.
Igualmente, se desarrolla tolerancia a la
sustancia, esto es: necesidad de consumir cantidades cada vez mayores para
conseguir la intoxicación o el efecto deseado. También se puede presentar
síndrome de abstinencia, característico al suspender súbitamente el consumo, (sucede
con el uso de cannabis o alguna sustancia similar). Resulta llamativo que a
pesar de que en la práctica se observaba con frecuencia la presencia de
síntomas de abstinencia en consumidores de marihuana, este cuadro no se
encontraba incluido en la clasificación de los trastornos mentales, ahora se le
reconoce y sus características son: aparición de tres (o más) de los siguientes
signos o síntomas aproximadamente en el plazo de una semana después del cese
brusco del consumo intenso y prolongado de marihuana a) irritabilidad, rabia o
agresividad, b) nerviosismo o ansiedad, c) dificultades para dormir (insomnio y
pesadillas), d) pérdida de apetito o de peso, e) intranquilidad, f) estado de
ánimo deprimido, g) por lo menos uno de los siguientes síntomas físicos, dolor
abdominal, espasmos y temblores, sudoración, fiebre, escalofríos o dolor de
cabeza. Es obvio que lo anterior debe provocar malestar significativo o
deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento
del individuo para hacer el diagnóstico. Este modelo problemático de consumo se
manifiesta al menos por dos de los hechos anteriormente descritos en un plazo
de 12 meses.
Mención aparte merece la intoxicación por cannabis, que requiere del consumo
reciente de la sustancia y que ocasiona comportamiento problemático o cambios
psicológicos significativos como descoordinación motora, euforia, ansiedad
(incluso pánico), sensación de paso lento del tiempo, alteración del juicio o
aislamiento social que aparecen durante o poco después del consumo de cannabis
y se acompañan de dos o más de los siguientes síntomas: enrojecimiento de la
conjuntiva (ojos rojos), aumento del apetito, boca seca y taquicardia. Se han
descrito alteraciones psicóticas, trastornos del sueño y de ansiedad asociadas
directamente al consumo. Por lo anterior hay que ser cautos al evaluar las
informaciones actuales que minimizan los daños e incluso predicen posibles
beneficios con el uso de esta sustancia.
*Psiquiatra. Profesor de Psiquiatría
de la Facultad de Medicina, Torreón, UA de C.
La próxima colaboración
será del Dr. Othon Gittins Nuñez, oftalmólogo.