DR. MIGUEL AGUSTÍN MADERO*
La
diabetes mellitus es una enfermedad progresiva. Esto significa que los
mecanismos de la fisiología que se alteran y dan lugar a los cambios en el
metabolismo ocurren en secuencia. Este fenómeno está mejor entendido ahora y
sirve para explicar el porqué es más sencillo controlar la diabetes en sus
etapas tempranas. En diversos foros de expertos se han establecido con claridad
las metas de tratamiento de la diabetes que no sólo incluyen el nivel de
glucosa sino también de lípidos (colesterol, triglicéridos), presión arterial y
otros factores. Conforme pasa el tiempo se va requiriendo aumentar el esfuerzo
para estar dentro de las metas. Ese esfuerzo puede ser con medidas no
farmacológicas como la dieta y el ejercicio, reducción de peso o bien
farmacológicas. La encuesta nacional de salud (ENSANUT) 2012 mostró que solo el
25 % de los pacientes con diabetes en México alcanzan la meta de control de la
glucosa. A través de diversos estudios se ha demostrado que el control estricto
de la diabetes (es decir estar en las metas y mantenerse en ellas) puede ayudar
a prevenir las complicaciones conocidas a nivel del riñón, ojos, sistema
nervioso y arterias coronarias.
Los
recursos actuales para llevar a los pacientes a las metas de tratamiento de la
diabetes son mucho más abundantes que hace apenas pocos años y van desde los
cambios en el estilo de vida (medidas no farmacológicas como la dieta y
ejercicio) hasta medicamentos novedosos recientes. Lo importante no es usar lo
último y más caro, sino saber identificar dos cosas: 1) La estrategia de
tratamiento más útil para cada paciente según el grado la función residual útil
de las células que producen insulina y 2) El momento de adicionar medidas
nuevas de tratamiento o cambiar las que habían estado funcionando y han dejado
de ser eficientes.
Cuando
no se observa el segundo aspecto se contribuye a que una proporción
considerable de pacientes permanezcan fuera de las metas y por tanto queden
expuestos a un mayor riesgo de complicaciones. No solo en México, sino también
en otros países se ha demostrado que el momento de adicionar nuevas medidas de
tratamiento no es reconocido o aceptado oportunamente por los médicos o por los
mismos pacientes. Las razones para este comportamiento pueden ser muchas, es
una especie de resistencia al cambio en la que participan el paciente y su
médico de distinta forma como si se quisiera permanecer en una zona de Confort.
A este fenómeno se le ha llamado inercia clínica, puede prolongarse hasta ocho
o nueve años y se ha convertido en una preocupación creciente en el campo de la
diabetes. En ocasiones se trata de temores a abordar vías distintas de
administrar el tratamiento como la insulina u otros fármacos que son
inyectables o a la experiencia insuficiente con las nuevas modalidades de
tratamiento.
Para
evitar la inercia clínica los médicos deben profundizar más en la manera de
identificar cuando un paciente ha salido de su control y los pacientes debieran
conocer acerca de ese fenómeno. El consejo para el paciente es reconocer que
desde que inicia la diabetes se trata de una enfermedad crónica y progresiva y
que los buenos resultados iniciales no serán para siempre, deben dialogar éste
punto con su médico y estar preparados a que en algún momento de la evolución
de su diabetes muchas personas requerirán usar insulina.
*Endocrinólogo.
Profesor de Endocrinología de la Facultad de Medicina, Torreón, UA de C.
La
próxima colaboración será del Dr. Isaac Montoya Hernández, otorrinolaringólogo.