La presbiacusia es la pérdida auditiva
gradual de los dos oídos; comúnmente ocurre a medida que vamos envejeciendo.
Cerca de la mitad de las personas de 75 años de edad, y mayores, tienen esta
forma de pérdida gradual de la audición (o sordera). Puede ser por varias
causas: la degeneración gradual del tímpano o de estructuras delicadas del oído
interno debido a la edad; cambios en el patrón de los nervios auditivos en el
oído que llevan al cerebro; exposición repetida a sonidos, música o equipo
ruidoso lo cual puede dañar las células pilosas frágiles dentro del oído interno
involucrado en la audición; Influencias genéticas o hereditarias. Los factores
que disminuyen la eficiencia auditiva ligada al envejecimiento es producida por
el deterioro del sistema auditivo y de los sistemas de integración cerebral.
La presbiacusia, es
bilateral y simétrica (ambos oídos por igual). El síntoma siempre es una
disminución de la capacidad auditiva. El paciente suele notar que oye, pero no
entiende, sobre todo en ambientes con ruido. La pérdida de audición puede
acompañarse de otros síntomas, como cuando el paciente presenta un pitido
(acúfeno o tínitus); al oír un ruido, el paciente cree que oye bien, pero el
pitido no le deja. La pérdida de audición típicamente se concentra en las
frecuencias más agudas, aparece una disminución de la capacidad de diferenciar
sonidos y de entender el lenguaje.
Para el diagnóstico, la
historia clínica nos informará del tiempo de la pérdida de audición (ya sea súbita
o progresiva), de su intensidad y de si
hay síntomas acompañantes (pitidos, sensación de oído lleno) o si hay
antecedentes de exposición a sustancias o ruidos que puedan causarla. La
audiometría es la prueba básica, que nos permite medir la pérdida de audición
real y la capacidad auditiva del oído interno.
En cuanto a el tratamiento
médico para recuperar la pérdida auditiva en la presbiacusia no existe. El
principal tratamiento es la adaptación de una prótesis auditiva o audífono. Un
audífono es un aparato que, consta de un micrófono y un altavoz. Para que la
adaptación del audífono sea satisfactoria hay un factor que es crucial y es
hacerlo de manera precoz. Adaptar un audífono requiere un proceso de aprendizaje:
hay que aprender a ponerse el aparato, a encenderlo y apagarlo, cambiar la pila
y limpiarlo, entre otras cosas. Cuanto más joven sea el paciente, mejor es la
adaptación. Casi todas las adaptaciones en gente joven resultan satisfactorias.
Cuanto mayor sea el paciente, más complicado le resulta el proceso de
aprendizaje y mayor es la pérdida auditiva lo que dificulta la
adaptación. Cada adaptación es un proceso individual a la medida del
paciente y debe ser realizado por especialistas, para mejorar al máximo las
posibilidades de éxito. Sin embargo, hay una serie de recomendaciones
generales. Normalmente se trata de pacientes de más de 65 años cuya familia
empieza a detectar problemas, que el paciente suele justificar o directamente
negar, retrasando la adaptación del audífono. La primera dificultad es que
acepte la situación y reconozca la necesidad de adaptarse; la segunda es
asesorarle correctamente para que el audífono que elija sea el más adecuado,
pues a veces compran el más pequeño que, además de ser el más caro es el menos
potente y el más difícil de usar; casi siempre es necesario una adaptación
bilateral. Recordemos que la presbiacusia es bilateral y simétrica. La audición
por los dos oídos, es necesaria para la localización del sonido y la inteligibilidad
(capacidad de entender el lenguaje).
*Otorrinolaringólogo. Profesor de
otorrinolaringología de la Facultad de Medicina, Torreón, UA de C.
La próxima colaboración será del Dr.
Saúl Gómez Martínez, pediatra.