sábado, 24 de enero de 2015

LA IMPORTANCIA DE LA VACUNAS



DRA. ALMA HERNÁNDEZ GALINDO*
Las vacunas son la herramienta fundamental de la Salud Pública para obtener beneficios individuales y comunitarios, que incluyen a todos los grupos de edad.  Generalmente los niños son la población con mayor acercamiento a las inmunizaciones, pero el adulto mayor también requiere un esquema de vacunación que proporcione la inmunidad que el anciano necesita.
A medida que el ser humano envejece, el sistema inmune también envejece. El envejecimiento es un proceso dinámico, continuo e irreversible, que incrementa la posibilidad de desarrollar infecciones, condición conocida como inmunosenescencia. Si a esta situación se le agrega que el anciano padece enfermedades crónicas, disminuye su peso corporal, incrementa la debilidad y la falta de movimiento, presenta una mala nutrición, disminuye su resistencia física y mental, toma medicamentos de forma permanente; se incrementa el riesgo de desarrollar complicaciones que incluso puede desencadenar la muerte.
El sistema de salud mexicano, reconocido a nivel mundial en materia de inmunizaciones, cuenta con un esquema de vacunación dirigido exclusivamente a la población geriátrica, el cual incluye  la vacuna antigripal o también conocida como antiinfluenza, la vacuna antineumocócica y el toxoide tetánico.
El virus de la influenza o también llamado virus de la gripe es el responsable de un gran número casos de enfermedades de las vías respiratorias entre la población anciana. Produce síntomas como: fiebre, dolor de cabeza, dolor de músculos, tos, escurrimiento y congestión nasal. Puede ser un proceso grave en los adultos mayores con patologías cardiacas, respiratorias o metabólicas. Asimismo, puede anteceder a una complicación bacteriana como la neumonía.
La vacunación antigripal en personas mayores de 60 años, siempre que no haya una contraindicación, es una medida recomendada dada la eficacia, seguridad y tolerabilidad de esta vacuna. Los virus causantes de la gripe mutan muy rápidamente, por eso cada año se fabrica una versión nueva de la vacuna, de ahí que la vacunación contra la influenza deba realizarse cada año.
La segunda vacuna del esquema, es la vacuna antitetánica; la cual brinda protección contra el tétanos. Enfermedad extremadamente grave, con altas tasas de mortalidad, pero infrecuente en países desarrollados. Desafortunadamente los casos que hoy en día se presentan se observan en población anciana y son debidos a la falta de revacunación cada 10 años. Debido a esto, es sumamente importante investigar  la situación vacunal del adulto mayor y  revacunar en los casos que lo ameriten, sobre todo en área rural.  
La vacuna antineumocócica protege contra una bacteria llamada  neumococo, causante de un importante número de infecciones como la  neumonía.  El neumococo tiene diferentes presentaciones o serotipos, se calcula que existen más de 100 diferentes. La vacuna protege contra veintitrés serotipos, pero son los que producen complicaciones más graves. La administración de la vacuna en los mayores de 60 años, consiste en aplicar una dosis y un refuerzo cada 5 años.
Los adultos mayores que sin excepción deben vacunarse contra influenza y neumococo son los que padezcan diabetes mellitus, hipertensión arterial, tabaquismo, alcoholismo, enfermedades pulmonares, angina de pecho, insuficiencia cardiaca, insuficiencia renal, insuficiencia hepática, cirrosis, lupus, artritis reumatoide, psoriasis, cáncer, VIH-SIDA, trasplante de órgano, en tratamiento con radiación, quimioterapia, que hubieran estado recientemente en hospital o que vivan en una casa hogar o asilo.
Aunque existen muchos mitos sobre los riesgos de la vacunación, es mayor la posibilidad de padecer la enfermedad que el riesgo de que la vacuna produzca una reacción indeseable.
*Epidemióloga, imparte el Taller de enfermedades emergentes y reemergentes, en la Facultad de Medicina, Torreón, UA de C.
La próxima colaboración será del Dr. Juan Gerardo Lazo Sáenz, otorrinolaringólogo.