El Siglo de Torreòn, aquì
Con
frecuencia se piensa que el cáncer es una enfermedad que afecta solo a adultos
y adultos mayores, sin embargo, existen tumores propios de niños, adolescentes
y jóvenes. Entre ellos podemos mencionar el cáncer de testículo, el cual, aunque
constituye menos del 1 % de todos los tumores malignos en varones adultos,
suele afectar a jóvenes de 20 a 34 años y son raros antes de la pubertad.
Los testículos son considerados glándulas mixtas,
ya que por una parte producen los espermatozoides, importantes para la
reproducción, y por otra, producen hormonas responsables de caracteres sexuales
primarios y secundarios de los varones. En su desarrollo embrionario migran de
la cavidad abdominal hacia el escroto, ya que la formación de espermatozoides
requiere temperatura más baja (2°C a 3°C), lo cual logra en su nueva posición.
El cáncer es la causa más importante de aumento de
tamaño, firme e indoloro de los testículos. Existen diferentes tipos de tumores
testiculares, la mayor parte de ellos derivan de las células germinales, que
son las células precursoras de espermatozoides, aunque existe un porcentaje
menor originado en otras células testiculares. La causa no es conocida aunque
hay algunos antecedentes que se consideran importantes. Los pacientes con
criptorquidia esto es, cuando un testículo no descendió a la bolsa escrotal, y permanece en alguna parte del trayecto de
descenso, tienen un riesgo 3 a 5 veces mayor de desarrollar cáncer en ese
testículo no descendido. Se habla también de alteraciones cromosómicas y en el
desarrollo de los órganos sexuales, así como de tendencia familiar, sin que sea
claro su mecanismo de aparición.
Como ya se mencionó, existen numerosas variedades
de tumor, algunas de ellas con evolución más lenta, mejor pronóstico y
respuesta al tratamiento y otras que metastatizan con rapidez, ya sea a
ganglios linfáticos, hígado, pulmones, etc. Algunos marcadores tumorales, que
se detectan en sangre, como Alfa Feto proteína y Gonadotropina coriónica humana
pueden ser útiles para el seguimiento de la enfermedad, y para valorar la
respuesta al tratamiento. El tratamiento varía de acuerdo al tipo de tumor, los
menos agresivos son sensibles a la radiación. Los más graves requieren
quimioterapia, precedidos ambos por la extirpación del testículo, o en su caso
de ganglios regionales, lo cual es indispensable para el diagnóstico y
clasificación.
Es importante enseñar a los jóvenes a explorarse
los testículos y darles la confianza necesaria para que al detectar cualquier
aumento de volumen, se lo comuniquen a alguien de la familia y busquen ayuda
del médico especialista, ya que por ser indoloro, y en muchos casos por pena,
con frecuencia se acude al médico cuando la lesión ya ha dado metástasis.
*Patóloga. Secretaria
Académica y Profesora de Histología y Patología de la Facultad de Medicina de
Torreón, U.A. de C.
La
próxima colaboración será de la Dra. Rosa
María Núñez Adame, cirujana oftalmóloga.