La
embolia pulmonar se establece cuando un coágulo se desprende desde una de las
piernas y viaja hacia la circulación pulmonar. Este fenómeno ocasiona que las
concentraciones de oxígeno en la sangre bajen y se produzca un aumento en la
presión pulmonar.
La embolia pulmonar constituye la tercera causa de
morbilidad y mortalidad por padecimientos vasculares durante la estancia
hospitalaria. Solamente es superada por el infarto del miocardio y el accidente
vascular cerebral.
Existen fenómenos fisiológicos asociados a la embolia
pulmonar ya que al ocluirse una arteria pulmonar y aumentar la presión pulmonar
puede originar, cuando ésta es grave, insuficiencia cardiaca derecha. También,
la disminución de oxígeno (hipoxemia) puede producir arritmias cardiacas graves
que eventualmente originan la muerte.
Para que un individuo desarrolle una embolia pulmonar
debe tener uno de tres factores conocidos como triada de Virchow: estasis
vascular, aumento de la coagulación o daño en las paredes internas de las
venas.
Las enfermedades asociadas o generadoras de embolia
pulmonar son: cáncer, fracturas, defectos en la coagulación de la sangre, cirugías
de cadera y rodilla (u otras de duración prolongada) y deficiencia de algunos
factores que promueven la disolución de coágulos.
El cuadro clínico consiste en
dificultad respiratoria, aumento de la frecuencia respiratoria, sensación de
ansiedad, dolor en la pierna afectada e inflamación de la misma. En la esfera
cardiovascular se encuentra taquicardia, arritmias, la presión arterial puede
bajar (lo que hablaría de la gravedad del proceso). Cuando un paciente tiene
una embolia pulmonar acompañada de choque y falla cardiaca derecha se produce
un cuadro de lo más grave en patología cardio-pulmonar, a esta entidad se le
denomina embolia masiva. Cuando ésta no se trata oportunamente causa la muerte.
Los estudios que se deben realizar son: placa de tórax,
gasometría arterial, ecocardiograma y electrocardiograma. El diagnóstico definitivo
se hace actualmente con angio-tomografía computarizada. Algunos marcadores como
el dimero D, un producto de la coagulación también es útil.
La embolia pulmonar menor o no grave se trata con
anticoagulantes como la heparina seguida de anticoagulantes orales como la
acenocumarina o el dabiratran, así como anticoagulantes parecidos al
dabiratrán, éstos constituyen nuevos anticoagulantes. El tiempo estimado de
anticoagulación por vía oral es de aproximadamente 6 meses.
La embolia pulmonar menor es una enfermedad que
habitualmente tiene buen pronóstico toda vez, que muchos coágulos se pueden
resolver espontáneamente. La embolia pulmonar mayor o masiva tiene una
mortalidad alta y debe tratarse inmediatamente, ésta última puede requerir
fibrinolíticos que destruyen directamente el coagulo pero pueden causar
hemorragia en otros niveles. La otra opción de manejo es introducir un catéter
para fragmentar y aspirar los coágulos.
*Neumólogo. Profesor de
neumología de la Facultad de Medicina de Torreón, U. A de C.
La
próxima colaboración será del Dr. Manuel Estrada Quezada, médico legista.