DR. RAÚL GUZMÁN MUÑOZ*
No
hablaré de las úlceras del sistema digestivo sino de las llamadas comúnmente
llagas y que medicamente se conocen como úlceras crónicas: lesiones de la piel
que se caracterizan por tener una larga evolución debido a un lento proceso de
cicatrización. Se presentan en personas seniles que padecen diabetes,
hipertensión, varices, obesidad, traumatismos, cánceres y enfermedades que los
obligan a permanecer postrados durante largo tiempo. Estos pacientes representan
un desgaste físico y emocional para la familia, ya que requieren de cuidados
especiales de forma permanente.
Existen dos aspectos fundamentales en el manejo de estos
pacientes: el reconocimiento de la
enfermedad causal y su tratamiento adecuado. La historia en el manejo de estas
úlceras consistía en lavar el lecho con soluciones agresivas hasta hacerlas
sangrar sin tomar en cuenta que en el proceso de cicatrización se forma tejido
nuevo, mismo que se destruye durante la supuesta curación. Al no obtener buenos
resultados, se aumentaba el número de curaciones diarias, cayendo en un círculo
vicioso. Es necesario conocer el proceso
de cicatrización, para no interferir con su óptima evolución.
Las fases de la cicatrización se pueden comparar con la
reconstrucción de una ciudad destruida. En los primeros minutos de la lesión se
desencadenan mecanismos tendientes a controlar el sangrado. En una ciudad, equivaldría
a controlar las fugas de gas, agua y electricidad. A los 3 o 4 días, existe una
respuesta inflamatoria que organiza la operación de limpieza, eliminando tejido
muerto y reparando el área lesionada. En la ciudad se retiran escombros y se
planearía la reconstrucción. A las 2 a 3 semanas, se repara el área lesionada
formando nuevas células y redes nerviosas, arteriales y venosas. En la ciudad
se reconstruirían calles, edificios, casas, gas, agua, luz, etc.
Son múltiples los factores que inciden para que la
cicatrización sea bloqueada, como la presencia de cuerpos extraños, tejido
muerto con o sin infección, desecación o exceso de exudado, traumatismos
durante las curaciones, dolor persistente, ingesta de medicamentos, edad y lo que
generó la úlcera. Por ello, el manejo se basa en el control de la inflamación/
infección y exudado a través del aseo de la úlcera, uso de apósitos adherentes,
vendajes, medias de compresión, esto es el estándar de oro en el manejo de
estas lesiones.
En las úlceras por presión, la
fricción y la humedad contribuyen a la ulceración por lo que se agregan
cuidados especiales como cambios frecuentes de posición, proteger talones,
caderas y espalda baja. Las úlceras vasculares pueden ser venosas o arteriales.
Las úlceras venosas aparecen en la parte
interna de los tobillos. Las arteriales aparecen en la parte inferior de las
piernas. El tratamiento sistémico consiste en controlar las enfermedades
causales como la hipertensión arterial, diabetes, dislipidemias, enfermedades
cardiovasculares y tabaquismo.
*Cirujano.
Secretario Administrativo y Profesor de Anatomía de la Facultad de Medicina de
Torreón, U.A. de C.
La próxima colaboración será del
Dr. Manuel Estrada Quezada, médico legista