El Siglo de Torreòn, aquì
Actualmente,
a nivel mundial, existen 150 millones de personas con diabetes mellitus. Se
prevé que este número aumentará al doble en 2025. Del 90 al 95 % de los casos
corresponden a la diabetes tipo 2, producida por dos factores: la resistencia
al efecto de la insulina y la deficiencia en la producción de ésta.
Esta epidemia afecta a todo el mundo, ya que es una
enfermedad de pobres y a su vez causa pobreza. Los países de bajos recursos,
poco a poco han sido sobrepasados en sus costos sanitarios de atención a la
enfermedad y a las complicaciones como las que ocasiona en el riñón.
Es muy importante detectar esta enfermedad en etapas
tempranas, dado que existe la posibilidad de retrasarla en la fase inicial. Por
ello la conveniencia de que el paciente, familiares y personal profesional de
salud, deban estar enterados de cómo se presenta esta enfermedad y reconocerla
desde su inicio.
La primera fase se considera paradójica, porque se
incrementa la capacidad de filtración del riñón e incluso, éste aumenta de
tamaño; esto podría hacer pensar, erróneamente, que no hay ningún problema, sin
embargo enseguida se presenta una segunda fase que, en mi impresión, es la de
mayor importancia, ya que si se investiga con estudios de laboratorio adecuados
se detectarán perdidas de pequeñas
cantidades de proteína (albúmina) lo que se denomina “Fase de microalbuminuria”
que refleja una lesión renal incipiente y que de tratarse adecuadamente al paciente
puede evitar que progrese y que incluso las lesiones estructurales del riñón,
desaparezcan.
La segunda fase se presenta una cantidad mayor de
albumina en orina o “Fase de macroalbuminuria” que indica que no se actuó
eficientemente en la corrección del problema y el riñón comienza a declinar su
índice de filtración de manera lenta pero progresiva y finalmente puede llegar
a etapas avanzadas en las cuales la función renal está tan disminuida que es
imposible mantener el equilibrio interno del organismo y será necesario
utilizar tratamientos que sustituyan la función de los riñones, llegando a la
“Fase terminal de la función renal”.
Lo ideal es educar a los pacientes con diabetes, pues son
ellos los que sufren la enfermedad. Es muy importante recalcar que se debe ser
estricto al mantener los niveles normales de glucosa y colesterol en sangre,
evitar el tabaquismo, corregir la anemia y las infecciones urinarias. Enfatizaré
en algo que quizá sea el peor enemigo del buen funcionamiento del riñón: la
hipertensión arterial, ya que de no lograr controlarla junto con los otros
factores señalados no se podrá detener la progresión del daño renal.
*Médico
Internista. Profesor de Integración a Hospitales de la Facultad de Medicina de Torreón,
U. A. de C.
La próxima colaboración será del
Dr. Juan Gerardo Lazo Sáez, orrinolaringólogo