martes, 19 de noviembre de 2013

REFLEXIONES SOBRE EL EJERCICIO DE LA MEDICINA

                   DR. ARTURO GONZÁLEZ VALDEZ*

                                 El Siglo de Torreón
La medicina es: “La más humana de las artes, la más artística de las ciencias y la más científica de las humanidades”; una bella expresión plasmada por el Dr. Edmund Pellegrina, médico y profesor universitario estadounidense, que recientemente falleciera a la edad de 90 años. Fue profesor de ética médica y de bioética y realizó una encomiable labor en la formación de médicos jóvenes e influyó significativamente en la sociedad médica de su País para preservar la medicina humanitaria, incidiendo en los factores que intervienen en su deterioro, a través de sus 24 libros y de sus más de 550 artículos publicados.
Doy inicio a mi artículo, refiriendo a tan eminente médico y su obra, para hacer algunas reflexiones, ahora que recientemente celebramos el día del Médico.
La medicina tradicional Hipocrática, nos dejó principios éticos evidentes en la relación médico-paciente, con un gran sentido humanitario, los cuales aún conservamos; sin embargo a través de los años, se ha conformado un médico con una conciencia colectiva, con conocimientos científicos, técnicos y sociales profundos, un médico congruente con los avances tecnológicos, con el desarrollo de la ciencia y ético.
Hago énfasis, en que la ética y la medicina, están íntimamente relacionadas con la bonhomía de quien la ejerce, de tal manera que podríamos afirmar que todas las formas de la atención médica, pública o privada, son tan buenas o tan malas como las personas que las practican.
Los cambios que han intervenido en la conformación del médico, están relacionados con la calidad de la atención a la salud, reconociendo, que vivimos inmersos en una sociedad cada vez más insensible y a la cual tenemos que restaurarle su confianza, realizando las actividades médicas, en una ambiente de mayor competitividad, que exijan de nosotros una mejor preparación y un mayor entendimiento a las necesidades de salud de nuestra sociedad. Para ello estamos diseñando una cultura más humana, de todos para todos, donde los valores de lo bueno, la verdad y lo ético, nutran el desarrollo personal y profesional de cada uno de nosotros, evitando que se extinga la llama del saber, del poder hacer y del tener que hacer.
Las virtudes que existen en cada médico, nos obliga a formar una cultura de pensar y actuar con apego a la honradez, a la razón y a la justicia, y esas virtudes, tendrán mayor mérito cuando actuemos con modestia y exentos de toda vanidad.
 Los médicos, estamos comprometidos a exaltar nuestros valores, en un afán de vocación y servicio, con el único compromiso de sacar adelante las múltiples necesidades humanas; a confiar en nosotros mismos, como condición medular para ejercer nuestra profesión y mantenernos productivos; a dotar a nuestros propósitos, de una voluntad férrea, que alimente nuestros ideales con trabajo, haciendo que nuestra tarea, sea la tarea de todos y bridar una atención médica de calidad, en un ambiente de armonía y con espíritu de servicio.
Concluyo recordando las palabras de Tagore, poeta hindú que dijo: “Dormía, y soñaba que la vida solo era alegría, desperté y vi que la vida solo era servicio, serví y me di cuenta que el servicio era la alegría”.
*Médico cirujano. Profesor de Propedéutica en la Facultad de Medicina de la UA de C. Jefe de evaluación de la atención médica y gestión de calidad en el Hospital Universitario de torreón “Dr. Joaquín del Valle Sánchez”.
La próxima colaboración será del Dr. Eduardo Serna Zetina, cardiólogo.