El Siglo de Torreòn
El
embarazo es una condición fisiológica que se genera de la unión de dos gametos,
uno masculino y el otro femenino, de tal manera que el producto de ambos
progenitores será el resultado de la combinación de ambos con una sola
finalidad: la preservación de la especie humana.
En ocasiones los embarazos se complican con una enfermedad
que es un problema de salud pública y que provoca múltiples trastornos tanto en
la madre como en el bebé que lleva en su vientre, una de estas entidades es la preeclampsia
o toxemia del embarazo. La preeclampsia es exclusiva de la mujer embarazada
pues no se presenta en otras especies. Múltiples estudios y teorías han tratado
de explicar cuál es el origen, sin embargo hasta nuestros días, no está claro cuál
es la causa más importante para desarrollarla. Aunque sí conocemos algunos
factores de riesgo para que se presente esta patología como son: obesidad, ser
madre adolescente o “añosa”, antecedente de un embarazo previo con preeclampsia,
tabaquismo, incremento de peso durante el mismo periodo gestacional,
antecedentes familiares directos de hipertensión arterial sistémica, padecer alguna
enfermedad crónica como diabetes mellitus tipo 2, hipertensión crónica previa,
hipertiroidismo, colagenopatías, por mencionar algunas. Este tipo de
padecimiento si bien es cierto no pueden evitarse, la experiencia del médico
encargado de la vigilancia de la embarazada deberá poner todos sus conocimientos
y su empeño para buscar cualquier signos o síntomas sugestivos de dicha
enfermedad para hacer un diagnóstico oportuno y un manejo adecuado, ya que de
ello dependerá el pronóstico de la gestación y que el embarazo llegue a feliz término.
La preeclampsia se presenta en un 3.6 % del total de las
enfermedades que complican el embarazo, es una de las primeras causas de
mortalidad en la mujer embarazada. Se encuentra dentro de las tres primeras de
causa de mortalidad materna tan solo por debajo de los problemas hemorrágicos.
Por si misma este enfermedad tiene complicaciones tan graves como problemas
neurológicos (convulsiones); pulmonares (dificultad respiratoria); cardiacos
(dolor precordial); hepáticos (tinte ictérico); renales (falla renal); hematológicos
(anemia); hemorrágicos (consumo de plaquetas) y edemas (hinchazón). Por si
fuera poco, el feto no escapa a esta enfermedad llegando a ser la primera causa
de nacimientos prematuros, bajo peso, dificultad respiratoria al nacer, escases
de líquido amniótico, alteraciones en la placenta que en múltiples ocasiones provoca
el término del embarazo y es además causa de muerte fetal intrauterina. Por
todo ello es importante que toda mujer embarazada tenga una vigilancia estricta.
La búsqueda intencionada de los encargados de vigilancia y control prenatal nos dará una
ventaja aunque mínima pero significativa, cuya finalidad será contribuir a la
disminución de la mortalidad materna y mejorar el pronóstico del recién nacido.
*Ginecólogos. Profesores de
la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C
La
próxima colaboración será del Dr. Evaristo Gómez Rivera, traumatólogo