domingo, 9 de agosto de 2015

PARKINSON



DR. MARIO DEL VALLE GONZÁLEZ*
El Síndrome de Parkinson, eventualmente llamado también Enfermedad de Parkinson o Parálisis Agitante, es un padecimiento de tipo degenerativo. Es decir, sucede por el envejecimiento de las estructuras y funciones del tejido, debido al paso de los años, aunque puede ser ocasionado por algunas lesiones traumáticas, tumorales o vasculares (por ello se llama síndrome, que en el lenguaje médico significa: conjunto de signos y síntomas, que presentándose juntos nos ofrece una evidencia médica).
            Voy a explicar un poco la función del sistema motor: La estructura del Sistema Nervioso que nos permite movilizarnos se denomina Sistema Motor y tiene dos grandes divisiones: (1) El sistema voluntario (también llamado piramidal), es él que nosotros dominamos; con él, podemos efectuar el movimiento que deseamos, por ejemplo: servir un vaso de agua, o escribir. Y, (2) el sistema involuntario (llamado extra-piramidal), que es una serie enorme de conexiones de las estructuras que se encuentra en el centro del cerebro denominados: Ganglios de la base que permiten que el movimiento elegido por el sistema voluntario, se haga muy preciso, sin temblores, con la fuerza y medida exacta.
            Cuando se daña el sistema voluntario nos conduce a la parálisis muscular, o sea a la incapacidad de los músculos para ejecutar la acción que queremos hacer. A diferencia del sistema involuntario que cuando se enferma nos conduce a movimiento anormales pero no a la parálisis. Estos movimientos anormales pueden ser temblores o dificultad en los movimientos musculares que llevan al enfermo a moverse como “robot”, o a una especie de espasmos musculares que llamamos mioclonías o distonías, un ejemplo es la torticolis espasmódica que nos obliga a voltear la cabeza en forma dolorosa hacia un lado, muchas veces por posiciones anormales durante el sueño.
            El Síndrome de Parkinson se caracteriza por cuatro signos cardinales que no necesariamente deben estar presentes de manera simultánea. A veces pueden aparecer sólo dos o tres y de un solo lado del cuerpo. El diagnóstico lo  debe hacer un neurólogo al observar los movimientos del paciente. No hay estudios de imagen (tomografía, radiografías o resonancia Magnética) que puedan confirmar el diagnóstico en forma inequívoca, como sucede en tumores o lesiones vasculares, es decir un estudio normal, no descarta padecer Parkinson.
            Los signos cardinales son: (1) Temblor en reposo (muchas veces mejora con actividad); (2) Acinecia: disminuye los movimientos automáticos cuando está sentado (y no se mueve nada) o caminando cuando no mueve los brazos a los lados del cuerpo y la cara está seria como si fuera un muñeco de cera; (3) Falta de reflejos posturales, es decir, se tropieza y si quiere girar el cuerpo y dar la vuelta, lo hace con mucha torpeza y lentitud. En fases muy avanzadas prácticamente es incapaz de levantarse de la silla o de la cama sin ayuda. Y por último, (4) La rigidez: los músculos se encuentra tiesos, con mucha dificultad para moverlos pasivamente, es decir que cualquiera de nosotros si le mueven un brazo o mano está suave y fácil de mover, en los pacientes con Parkinson hay mucha dificultad para moverlos.
            Por ello, el diagnóstico es clínico y debe ser hecho por el neurólogo,  porque al examinar y evaluar la marcha y los movimientos del paciente, él puede deducir sin necesidad de estudios, (que son complementarios pero no indispensables) que el paciente tiene Parkinson. Así podrá iniciar un tratamiento de prueba para evaluar cuánto mejora.
*Neurocirujano. Profesor de Neurología de la Facultad de Medicina, Torreón, UA de C.

La próxima colaboración Dr. Rogelio Recio Vega, toxicólogo y endocrinólogo.