DR.
MARIO DEL VALLE GONZÁLEZ*
El Síndrome
de Parkinson, eventualmente llamado también Enfermedad de Parkinson o Parálisis
Agitante, es un padecimiento de tipo degenerativo. Es decir, sucede por el
envejecimiento de las estructuras y funciones del tejido, debido al paso de los
años, aunque puede ser ocasionado por algunas lesiones traumáticas, tumorales o
vasculares (por ello se llama síndrome, que en el lenguaje médico significa:
conjunto de signos y síntomas, que presentándose juntos nos ofrece una
evidencia médica).
Voy a explicar un poco la función
del sistema motor: La estructura del Sistema Nervioso que nos permite
movilizarnos se denomina Sistema Motor y tiene dos grandes divisiones: (1) El
sistema voluntario (también llamado piramidal), es él que nosotros dominamos;
con él, podemos efectuar el movimiento que deseamos, por ejemplo: servir un
vaso de agua, o escribir. Y, (2) el sistema involuntario (llamado
extra-piramidal), que es una serie enorme de conexiones de las estructuras que
se encuentra en el centro del cerebro denominados: Ganglios de la base que
permiten que el movimiento elegido por el sistema voluntario, se haga muy
preciso, sin temblores, con la fuerza y medida exacta.
Cuando se daña el sistema voluntario
nos conduce a la parálisis muscular, o sea a la incapacidad de los músculos
para ejecutar la acción que queremos hacer. A diferencia del sistema
involuntario que cuando se enferma nos conduce a movimiento anormales pero no a
la parálisis. Estos movimientos anormales pueden ser temblores o dificultad en
los movimientos musculares que llevan al enfermo a moverse como “robot”, o a
una especie de espasmos musculares que llamamos mioclonías o distonías, un
ejemplo es la torticolis espasmódica que nos obliga a voltear la cabeza en
forma dolorosa hacia un lado, muchas veces por posiciones anormales durante el
sueño.
El Síndrome de Parkinson se
caracteriza por cuatro signos cardinales que no necesariamente deben estar
presentes de manera simultánea. A veces pueden aparecer sólo dos o tres y de un
solo lado del cuerpo. El diagnóstico lo
debe hacer un neurólogo al observar los movimientos del paciente. No hay
estudios de imagen (tomografía, radiografías o resonancia Magnética) que puedan
confirmar el diagnóstico en forma inequívoca, como sucede en tumores o lesiones
vasculares, es decir un estudio normal, no descarta padecer Parkinson.
Los signos cardinales son: (1)
Temblor en reposo (muchas veces mejora con actividad); (2) Acinecia: disminuye
los movimientos automáticos cuando está sentado (y no se mueve nada) o
caminando cuando no mueve los brazos a los lados del cuerpo y la cara está
seria como si fuera un muñeco de cera; (3) Falta de reflejos posturales, es
decir, se tropieza y si quiere girar el cuerpo y dar la vuelta, lo hace con
mucha torpeza y lentitud. En fases muy avanzadas prácticamente es incapaz de
levantarse de la silla o de la cama sin ayuda. Y por último, (4) La rigidez:
los músculos se encuentra tiesos, con mucha dificultad para moverlos
pasivamente, es decir que cualquiera de nosotros si le mueven un brazo o mano
está suave y fácil de mover, en los pacientes con Parkinson hay mucha dificultad
para moverlos.
Por ello, el diagnóstico es clínico
y debe ser hecho por el neurólogo, porque al examinar y evaluar la marcha y los movimientos
del paciente, él puede deducir sin necesidad de estudios, (que son complementarios
pero no indispensables) que el paciente tiene Parkinson. Así podrá iniciar un
tratamiento de prueba para evaluar cuánto mejora.
*Neurocirujano.
Profesor de Neurología de la Facultad de Medicina, Torreón, UA de C.
La
próxima colaboración Dr. Rogelio Recio Vega, toxicólogo y endocrinólogo.