DR.
RAÚL GUZMÁN MUÑOZ*
Al
iniciar una carrera en el área de la salud, el estudiante estará obligado a
tener conocimiento del cuerpo humano, por lo que las materias llamadas
morfológicas son los retos a vencer en los primeros años. Si para estos alumnos
les resulta difícil entender la complejidad del cuerpo humano, para la gente en
general lo es más aún. En la descripción de los componentes corporales evitaré
la terminología médica con el fin de facilitar su entendimiento por parte de los
lectores.
En
esta ocasión, les platicaré de las venas de los miembros inferiores; ¿cómo
están distribuidas?, ¿cuál es su misión? y sobre lo qué pasaría si éstas no
están desempeñando eficientemente su función. Para ubicarnos, señalaremos a las
venas como parte del aparato circulatorio, al igual que las arterias, capilares
y el corazón mismo. Las arterias salen del corazón para distribuir la sangre a
todo el cuerpo, los capilares permiten un intercambio de nutrientes y deshechos
entre la sangre y las células, y las venas se encargan de retornar la sangre y
llevarla de regreso al corazón. Este último, como un órgano bomba, está
encargado de mantener la sangre en movimiento.
Las
venas de nuestros miembros inferiores poseen válvulas cuya función es la de dividir
largas columnas de sangre en segmentos pequeños para facilitar su retorno al
corazón venciendo la fuerza de gravedad. En relación a su localización, las
venas se sitúan en dos planos: superficial y profundo; interconectados éstos
por un grupo de venas llamadas comunicantes. Las venas del sistema venoso
profundo son las más eficientes, ya que aparte de las válvulas, cuentan con el
apoyo de los músculos y las pulsaciones de las arterias, actuando ambos como bombas
a favor del ascenso de la sangre en su retorno al corazón. Cuando el sistema
venoso superficial es superado en su capacidad, descarga parte de su volumen de
sangre hacia el profundo, a través de las venas comunicantes cuyas válvulas sólo
permiten el flujo unidireccional de la sangre, de lo superficial a lo profundo.
Derivado
de lo anterior, se puede deducir que cualquier alteración en la mecánica
valvular de las venas ocasionará un trastorno en el flujo continuo de la
sangre. La incompetencia valvular puede ser congénita o ligada a factores que
dificulten el retorno de la sangre como el sobrepeso, sedentarismo, embarazos, envejecimiento,
entre otros. Las estadísticas mundiales reportan que del 5 al 8 % de la
población mundial sufre de enfermedad venosa y de ellos el 1 % va a desarrollar
úlceras que aunque no llevan a la amputación como en el caso de la Diabetes, sí
causan grandes problemas de discapacidad con dolor crónico por infección,
celulitis y deformidad. Dentro de las recomendaciones establecidas para el
manejo de este problema le mencionaré como medidas higiénicas, el uso de medias
elásticas de soporte o compresión, evitar el sedentarismo y bajar de peso. En
relación al manejo de la úlcera, se recomienda la valoración médica para su limpieza,
control de la infección y valoración de la incompetencia venosa mediante
estudios de imagen, pensando en una solución quirúrgica.
*Cirujano.
Profesor de Anatomía y Secretario Administrativo de la Facultad de Medicina,
Torreón, UA de C.
La
próxima colaboración será de la Dra. Dealmy Delgadillo Guzmán, farmacóloga.