DR.
EDUARDO SERNA ZETINA*
El
Síndrome de Münchuausen fue originalmente descrito en 1951. Este diagnóstico se
aplica a personas que buscan atención médica fingiendo síntomas diversos. (Este
síndrome está bien representado en la obra de teatro El enfermo imaginario del francés Moliere (1622-1672)). Algunos de
estos pacientes llegan, incluso, a someterse a tratamientos con drogas
peligrosas, procedimientos médicos invasivos (por ejemplo cateterismos
cardiacos) o cirugías innecesarias, con la forzosa participación del médico,
que por ignorancia o mala intensión participan en esta agresión hacia un
paciente siquiátrico.
Karl
Friedrich Hieronymus, barón de Münchhausen (1720-1797) fue un alemán que se alistó
en el ejército ruso y sirvió en él hasta 1750, tomando parte en dos campañas
militares contra los turcos. Al volver a casa, Münchhausen narró historias
increíbles sobre sus aventuras, que incluían cabalgar sobre una bala de cañón y
viajar a la Luna. Quizá fue la exageración en las hazañas imaginarias la razón
por lo que se usó su nombre para designar este conjunto de signos y síntomas. Se
han sugerido hipótesis para explicarla, incluyendo el daño cerebral, neurosis y
comportamiento antisocial. También hay teorías que mencionan la posibilidad de
abuso infantil o el abandono de los padres como antecedentes. Existen siete
datos principales que deben buscarse: internamientos frecuentes, el abandono
del hospital en contra de las recomendaciones médicas (alta voluntaria), la
ausencia de factores externos que expliquen su comportamiento, conductas
agresivas contra el personal de salud, (especialmente cuando ellos manifiestan
sospechan la validez de sus molestias), la familiaridad con los términos
médicos y la enfermedad autoprovocada. En estadísticas de los Estados Unidos se
estima que aproximadamente el 1% de los paciente internados pueden tener este
síndrome, dato que podría sobrestimar la verdad.
Llama
la atención que estos pacientes tiene dominio de la terminología médica y
describen las enfermedades de forma exacta y en ocasiones dramática, revela el
estudio de libros de texto médico o del internet, y que al ser tan precisas y
completas deberían hacer que el médico sospeche de este comportamiento (En
ocasiones saben más que el médico de una enfermedad en especial). Los riesgos
lógicamente están relacionados con investigaciones innecesarias, caras y
peligrosas, con el potencial de dañar un órgano con el uso de medicamentos,
procedimientos o cirugías que no se requieren. El hecho de que los síntomas no
desaparezcan, no se controlen, empeoren o cambien de manera ilógica deberá
hacernos considerar el problema, al igual que las recurrencias de síntomas en
forma predecible a pesar de una mejora inicial. No es raro que estos enfermos
tengan cicatrices de cirugías previas y que hayan sido sometidos a cateterismo
e incluso cirugías de puentes coronarios. Muestran también renuencia a que el
médico platique con la familia o amigos y se sienten a gusto, extrañamente,
dentro del hospital. Se ha descrito que en ocasiones pueden poner sangre en su
orina, inyectarse excremento en una vena o colocarse una banda de hule apretada
en alguno de los miembros.
Los
pacientes con síndrome de Münchuausen se inclinan más frecuentemente por los
padecimientos cardíacos y neurológicos. Dependiendo del tipo de síntomas u
órgano aparentemente afectado, se han considerado diferentes nombres para estas
variantes, que no dejan de ser interesantes, como por ejemplo: cuando los
síntomas son palpitaciones, angina o dolor de pecho y falta de aire, se le
llama Cardiopatía Fantástica. Si mencionan convulsiones, parálisis o
adormecimientos, se le llama Neurológica Diabólica.
Otra
variante de este padecimiento es el Síndrome de Münchausen por Poder, que es cuando
una persona inventa e incluso provoca un padecimiento en otra persona. Generalmente
la madre, y más rara vez el padre, provocan una enfermedad a uno o varios de
sus hijos. Se le ha llamado también Síndrome de Polle, nombre de una supuesta hija
del barón Münchausen. Esta variedad del síndrome se considera la forma más
letal de abuso, debido a que se calcula que causa una mortalidad del 6-10%.
Los
médicos debemos de estar alertas para diagnosticar este síndrome y evitar más
daños al paciente, especialmente ahora que hay acceso a tanta información
médica.
*Cardiólogo.
Profesor de Cardiología y Director de la Facultad de Medicina y Hospitales
Universitarios, Torreón, UA de C.
La
próxima colaboración será del Dr. Juan Gerardo Lazo Sáenz, otorrinolaringólogo.