El Siglo de Torreón
La clonación es la formación de seres vivos con idéntica
dotación genética que el progenitor; de manera natural sucede en especies como
plantas, bacterias y hongos y de manera artificial el hombre logró clonar, por
primera vez, una oveja apenas en 1997.
Este importante
logro científico nos tiene muy preocupados. Primero, porque demostró que la
clonación artificial es posible, y segundo, porque en cualquier momento, en
algún lugar del mundo, alguien intentará hacer el experimento en humanos. No
faltará algún dictador loco, soñando que la clonación le dará un ejército de
esclavos obedientes; aunque creo que para eso, con el terror basta.
El saber científico
ha rebasado a los, ya de por si desprestigiados, políticos. Y es la comunidad
médica la que se inquieta y preocupa ante el poder que confieren los progresos de
la genética.
Por ahora la
técnica es deficiente, pero lo que fue posible para una borreguita, puede, en
principio, aplicarse al humano; porque todos los mamíferos, son biológicamente
muy cercanos y todo lo realizable acaba por realizarse.
La clonación humana
es contraria a la idea que tenemos del hombre, duplicarlo, violaría la dignidad
que descansa en la singularidad de cada persona; el dogma es viejo: solo Dios
puede crear, por eso el veto a la clonación humana nace de la religión, algo
así como un cinturón de seguridad contra la inquietud y la angustia que causa
tener un doble exacto o alguien que no es ni otro ni el mismo, la relación es
confusa y así nos acercamos a la demencia.
Lo humano de
nuestra especie no está en el ADN. Lo humano está en la interacción de “natura”
y “cultura”, entre lo innato y lo adquirido. La cultura es un conjunto de
realidades y acciones, movidas por el deseo de trascender. La clonación
trastoca todo este proceso, al procrear sin sexo, sin compañero, sin óvulo y espermatozoide.
En resumen la clonación saca de la jugada a la sexualidad, elimina la
fecundación y deja a los humanos reducidos a simple bacteria que se reproduce
por duplicación.
Algunos entusiastas
de la clonación sueñan con la creación de un ser con salud perfecta, de cuerpo
inmortal (Adán antes de la caída) y aunque por ahora el proceso de selección natural
la supera (fecundación implica competitividad y sólo el mejor espermatozoide llegará
al óvulo). La clonación humana modificará la estructura social de la humanidad a
tal grado que acabara con conceptos como paternidad-maternidad, la ley del
padre y del nombre. Perturbaríamos todas las referencias de identidad y
filiación, poniendo en riesgo el equilibrio sociológico de lo humano.
La reflexión es de
tal profundidad que nos conduce al origen de la vida y a los fundamentos de la
existencia. El progreso de la genética ahora permite el diagnóstico prenatal de
enfermedades que se manifestaran hasta la edad adulta como el Alzheimer, ¿y eso
autoriza a negar 60 años de vida, para evitar un fin anunciado?, la corea de
Huntington (mal de San Vito) ¿Se justifica interrumpir en el ovulo una vida que
por 40 años podría ser normal? ¿Ese conocimiento nos autoriza borrar 40 años de vida?
Así, planteado el
problema pasamos de algo tan noble como la prevención de enfermedades a un
juicio genético con veredicto; la misión del médico no es juzgar lo que es
normal o no. Gústenos o no, nuestra misión es curar y la verdadera finalidad de
la medicina es, ante todo, terapéutica.
Nada de diques a la
ciencia pero si reglas de aplicación. Ni confianza ciega ni desconfianza
sistemática. Planear que la clonación humana es inaceptable pero sin argumentar,
queda en simple petición. Debemos aceptar el reto y abrir el debate resolviendo
la siguiente pregunta: ¿Cómo progresar en el terreno de la sabiduría a la misma
velocidad del conocimiento? Los conocimientos científicos solo deberán ser
utilizados para servir a la dignidad, la integridad y futuro del hombre. Nada
ni nadie deberán impedir su libre adquisición.
*Traumatólogo. Profesor
de Ortopedia de la Facultad de Medicina, Torreón UA de C.
La próxima
colaboración será del Dr. Rogelio Recio Vega, Toxicólogo y Endocrinólogo de la Reproducción.