DR.
FERNANDO SÁNCHEZ NÁJERA*
La palabra depresión
proviene del latín depressio que significa hundimiento. Lo cual hace
referencia al principal sentimiento en el paciente depresivo; se siente hundido
y con un gran peso sobre su existencia.
La clasificación internacional de enfermedades (CIE-10)
define la depresión como un trastorno del estado afectivo que se caracteriza
por la presencia de episodios en los que
el paciente sufre decaimiento del ánimo, sensación de tristeza vital
persistente, reducción de la energía, disminución de la actividad, deterioro de
la capacidad de disfrutar (o anhedonia), del interés y la concentración,
sensación de cansancio importante, trastornos del sueño, disminución del
apetito, de peso y de la libido, en ocasiones se puede presentar agitación y
angustia. Con frecuencia decae la
autoestima, y aparecen ideas de culpa y pensamientos como: “Tal vez si ya no
viviera se arreglaría todo”. Y sensación
de no ser útil. El decaimiento del ánimo varía poco de un día al
siguiente, es decir, aunque en el entorno todo es reunión entusiasmo y alegría
más la persona se siente solitaria.
Prevalencia:
el 4 % de la población general padece este tipo de depresión. En los países
desarrollados la incidencia llega al 15 % de acuerdo a la OMS. Según este organismo para el año 2020 la depresión se convertirá en la segunda causa más importante de discapacidad y muerte. Sólo superada por las
enfermedades cardiovasculares.
Factores
de riesgo para el desarrollo de trastorno depresivo (TD) mayor y suicidio; el
riesgo de padecer depresión aumenta de 2 a 3 veces cuando encontramos: Historia
familiar de padecimientos afectivos, abuso de alcohol y drogas, desempleo,
estado civil: personas divorciadas, viudas, solas. Grupo etario, la mayor
incidencia del TD Mayor se presenta entre los 25 y los 40 años, eventos
traumáticos del pasado, pérdida de status social, de poder y riqueza, alejamiento de familiares y
amistades, matrimonio disfuncional, deudas, muerte de familiar cercano, aborto,
soledad, ataques de pánico o ansiedad severa, enfermedad física grave. A estos se agregarían
en las mujeres síndrome disfórico premenstrual, aborto, menopausia, entre
otros.
En
los últimos 10 a 15 años se observa un notable incremento (20 a 25 %) en la
aparición del trastorno depresivo mayor
en la etapa prepuberal y adolescencia (11 a 19 años), el cual ha ido en
aumento por diversos factores entre los que se encuentran el fenómeno de
bullying que se ha visto propagado por el uso de las redes sociales en menores
sin la supervisión de los padres.
Detección:
Si una persona, sobre todo, familiar (pues la persona que padece suele no darse
cuenta) ha observado un buen número de los síntomas descritos, es importante
que acuda por sí mismo o lleve a su
familiar a ser valorado medicamente. En las instituciones del sector salud está
el médico de primer contacto y el especialista, e igualmente es la medicina
particular.
Tratamiento: En TD mayor el manejo inicial deberá ser
supervisado o iniciado por el especialista en psiquiatría, el cual establece la
alianza terapéutica y verifica la selección del fármaco antidepresivo, la dosis
específica y el empleo de medicamentos coadyuvantes, implementando cuidados
especiales y de acompañamiento máxime si existe el riesgo de suicidio, que
incluso por ello podrá ser indicativo de hospitalización.
*Psiquiatra.
Profesor de psiquiatría de la Facultad de medicina, Torreón, UA de C. Correo
electrónico: sanafe07@hotmail.com
La
próxima colaboración será de la Dra. Elsa Margarita Zúñiga Galicia, histopatòloga.