DR. JUAN GERARDO LAZO SÁENZ*
La otitis media aguda (OMA) es una de las infecciones
más frecuentes en la infancia. Se estima que aproximadamente un 80 % de los
niños han padecido algún episodio de OMA al cumplir los tres años de edad. El principal factor de riesgo es la edad, con
un pico máximo de incidencia entre los 6 y los 24 meses de edad, y otro entre
el quinto y el sexto año de edad. Es más frecuente en varones que en mujeres, e
incide más en los meses fríos. Tiene relación con las adenoides grandes y con
factores genéticos (el riesgo aumenta cuando algún otro miembro de la familia
tiene historia de OMA). Existe una clara asociación con las condiciones de
pobreza y nutrición, y con que los niños pequeños asistan a guarderías, así como
el que los padres fumen en el hogar y/o no hayan tenido lactancia materna y por
último, en niños que utilizan chupón.
El proceso infeccioso se inicia a
partir de la obstrucción al drenaje del oído medio a través de las trompas de
Eustaquio, provocado por una infección respiratoria de vías altas
(habitualmente catarral). La obstrucción del drenaje natural del oído medio
facilita el acúmulo de las secreciones producidas por la cubierta mucosa del
oído medio, excelente medio de cultivo para una infección por virus y bacterias
que habitualmente colonizan la vía aérea superior. Entre las bacterias, Streptococcus
pneumoniae, Haemophilus influenzae y Moraxella catarrhalis son las
principales responsables de la OMA en la infancia.
Para el diagnóstico de la otitis
media aguda tenemos síntomas clínicos que orientan poco al diagnóstico
(otalgia, fiebre). Los signos exploratorios son de mucha utilidad diagnóstica
(abombamiento timpánico, aspecto deslustrado, movilidad timpánica reducida o
intensa hiperemia timpánica) y la prueba de diagnóstico muy útil que es la
otoscopia neumática.
El tratamiento en hospital se
indica en neonatos, en niños menores de seis meses con importante afectación
del estado general, en cualquier edad cuando existe sospecha o certeza de complicación
supurada local o regional (del tipo meningitis, mastoiditis, paresia facial,
nistagmus) o en pacientes con enfermedades de base asociadas a inmunosupresión.
Como parte del tratamiento es necesario
usar analgésicos/antiinflamatorios que ayudan a controlar de forma inmediata el
dolor. El tratamiento con antibiótico inmediato u optar para éste por la
actitud de espera vigilante, recomendando como tratamiento inicial la
observación con analgesia para todas las OMA y solo en los casos en los que no
hubiese mejoría en 72 horas utilizar antibióticos. Las gotas tópicas con
anestésico local y las gotas óticas de extractos de hierbas no son efectivas en
el tratamiento. Los tratamientos clásicos como la aplicación de calor o frío
externo, o la instilación de aceite en el conducto auditivo externo no han sido
probados para recomendarlas.
La
utilidad de tratamientos anti-descongestivos y antihistamínicos en la OMA no se
recomienda, por no aportar nada al tratamiento, la utilidad del tratamiento tópico
antibiótico en la otitis media aguda. No se recomienda. Si se plantea,
lo es solo para la otitis externa. En la OMA, no aportan beneficio al
tratamiento convencional.
La
prevención consiste en promover
la lactancia materna; las lactancias maternas que superen los seis meses de edad, han mostrado claramente que protegen de esta infección. Evitar la
escolarización precoz (guarderías). Vacunación
antineumocócica: en escaso porcentaje, pero
ha mostrado reducir la frecuencia de
OMA. Y la recomendación de un ambiente libre de humo de tabaco, y uso limitado
del “chupete o Chupón”, al menos en niños con OMA de repetición.
*Otorrinolaringólogo.
Profesor de Otorrinolaringología de la Facultad de Medicina, Torreón, UA de C.
La próxima colaboración será del MC. Francisco Javier Lozoya Enríquez,
bioparasitólogo.