viernes, 27 de diciembre de 2013

¿POR QUÉ NOS ENFERMAMOS?

 
DRA. ELSA MARGARITA ZÙÑIGA GALICIA*
El Siglo de Torreón

Cada célula del cuerpo humano está diseñada para cumplir funciones específicas,  y suele adaptarse, dentro de ciertos límites, a situaciones diversas de demanda o estrés.
La enfermedad básicamente significa lesión o disfunción de un grupo de células. Existen numerosos agentes agresores del cuerpo humano y las células responderán de alguna de las siguientes formas: 1.- Contrarrestan la  agresión sin sufrir daño. 2.- Se adaptan temporalmente para sobrellevarla, sobre todo si es de baja intensidad y/o largo tiempo.  3.- Se lesionan, o  4.- Se mueren.
Dentro de las causas de enfermedad tendríamos que empezar por mencionar alteraciones genéticas (heredadas  por uno  o ambos padres) o las alteraciones adquiridas, que causarán disfunción en la síntesis en algunas células o incluso malformaciones.
Un origen frecuente no solo de lesión, sino también de muerte, es la falta de oxígeno, necesario para la vida y función celular. Esta falta puede deberse a obstrucción parcial o total de los vasos sanguíneos que lo llevan, a que la hemoglobina que lo acarrea en los eritrocitos no sea suficiente, como es el caso de las anemias, o porque el sistema respiratorio, responsable de oxigenar la sangre a partir del medio ambiente, no lo hace por diversos motivos. Tendríamos que añadir que el oxígeno a niveles elevados también es dañino.
            Otra causa serían los agentes químicos. Muchos de los compuestos que son necesarios para la vida o la función tales como la glucosa, el colesterol, el sodio, e incluso el agua, al elevarse o disminuir de su rango de normalidad, son causa frecuente de enfermedad. Muchos agentes químicos potencialmente tóxicos se encuentran en el ambiente en que vivimos o trabajamos, además de los que consumimos como preservadores de alimentos, o los “estímulos sociales” como el alcohol y el tabaco, relacionados ampliamente con numerosas enfermedades.
Los agentes físicos tales como  temperaturas extremas, radiación (incluso la solar), choques eléctricos, cambios en la presión atmosférica, etc.  son potenciales agresores celulares. 
Los agentes biológicos como los microbios  tienen diferente relación con los seres humanos, viven con nosotros en armonía,  están bajo control, incluso algunos nos ayudan, otros nos pueden causar enfermedad. Los agentes infecciosos varían desde virus submicroscópicos hasta gusanos de más de un metro de longitud.
Otro factor que influye en el estado de salud, son los desequilibrios nutricionales. Ambos extremos del espectro como la obesidad y la desnutrición, ya sea secundaria a pobreza, a otras enfermedades, o a bulimia y anorexia.
El sistema inmunitario defiende contra agentes extraños, sin embargo, también podrían causar lesión celular, al reaccionar contra tejidos propios o causar reacción alérgicas.
A todo lo anterior tendríamos que agregar la participación en accidentes o las lesiones intencionalmente infringidas. Por supuesto que muchos factores pueden combinarse, como en el cáncer, donde confluyen factores genéticos y exposiciones ambientales.
Es increíble la cantidad de agentes potencialmente dañinos para nuestro cuerpo, pero la buena noticia es que disponemos también de numerosos sistemas de defensa. Lo importante es analizar cuáles de las causas mencionadas podríamos evitar y de qué manera podemos ayudar a nuestro organismo a hacerles frente de la mejor manera, para nuestro bien.
*Histopatóloga. Secretaria Académica y Profesora de Histología y Patología de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C.

sábado, 14 de diciembre de 2013

TRASTORNOS MENTALES MÁS FRECUENTES

(Segunda y tercera década de la vida)
(Parte II)
DR. FERNANDO SÁNCHEZ NÁJERA*

 
Como lo mencionamos en la primera parte: es conocido que los padecimientos mentales existen desde que la humanidad existe. La salud mental es equivalente a la salud médica general. La estabilidad mental finca su equilibrio dinámico, entre huésped, agente y ambiente. Todos podemos llegar a presentar síntomas aislados de depresión o ansiedad, así como rasgos de personalidad histriónica, narcisista, obsesiva, explosiva, paranoide, etc. Al contar con aceptables recursos biológicos, estructura física, neuronal y psicológico; temperamento y carácter suficientemente estables. Todo desemboca en una interacción social aceptable, por eso, la mayoría de las personas recuperan su estabilidad mental y emocional.
El Trastorno Obsesivo Compulsivo: Por antonomasia, un buen estudiante posee rasgos obsesivos, pues tiene muchas las actividades y marcos teóricos que deberá tener presentes. Aunque el perfeccionismo se puede considerar una virtud, cuando estas conductas se vuelven extremas y repetitivas se convierte en un padecimiento que padece el 3 % de la población. El Trastorno Obsesivo Compulsivo, se caracteriza por conductas repetitivas o de desgaste como el repasar tres, cuatro o cinco veces una tarea o presentación para considerarla bien realizada y ”aun así algo faltó”. Cuando no se realiza un ritual completo como saludar, tocar objetos y luego lavarse las manos la persona va desarrollando malestar de ansiedad y depresión, tanto mujeres como hombres suelen ser más razonativos que emotivos, se les dificulta la expresión de ternura, cariño y sensualidad. La idealización de la pareja, con frecuencia los lleva a la soltería muy entrada en años.
Borderline: Es también llamado trastorno limítrofe de la personalidad. De acuerdo al modelo psicoanalítico es aquel estado de la personalidad en la cual ni se es neurótico ni se es psicótico. Otto Kernberg describe tres niveles de funcionamiento: en el primer nivel de funcionamiento la persona sólo presenta rasgos llamativos de “ser” histrionismo, antisocial, narcisismo y dificultad para mantener una relación estable de amistad o noviazgo. No obstante, funciona. En el segundo nivel, estos rasgos se acentúan al presentarse frustraciones frecuentes o importantes, desarrollándose conducta sexual promiscua o estados de ansiedad, depresión, intentos autoagresivos, discusiones frecuentes con las personas, amistades o la pareja. El tercer nivel de funcionamiento se caracteriza por vacío, soledad, sensación de abandono, estados depresivos graves, así como síntomas micropsicóticos con conductas autoagresivas graves.
Abuso de alcohol y otras drogas: El entorno, la curiosidad, la oportunidad y los amigos colocarán al joven frente a esta situación. De esta forma ser probador ocasional es a veces “inevitable”. Centrarse en la importancia de las metas en la vida (construidas desde las primeras etapas formativas) permitirá anteponer la capacidad de espera a la gratificación, evitando la gratificación inmediata a la que se llega con estas sustancias y el riesgo de pasar esa línea, poco precisa, entre el consumo social de alcohol o el consumidor de una sustancia adictiva.
Abordaje: superando el estigma, si estos síntomas y conductas ejemplificadas se vuelven repetitivas, si se ha recibido la recomendación de algún miembro de la familia o amistad y aun así la señal persiste, es importante recibir una valoración especializada, la cual podrá llevar a la o el joven a un tratamiento psicoterapéutico y/o psicofarmacológico.
Psiquiatra. Profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina, Torreón, UA de C.  Corrreo electrónico: sanafe07@hotmail.com
La próxima colaboración será de la Dra. Elsa Margarita Zùñiga Galicia, patóloga.

sábado, 7 de diciembre de 2013

TRASTORNOS MENTALES MÁS FRECUENTES (Segunda y tercera década de la vida)

DR. FERNANDO SÁNCHEZ NÁJERA*

El Siglo de Torreón
Los padecimientos mentales existen desde que la humanidad existe. Entrado el siglo XIX, las escuelas alemana, francesa y las aportaciones de Sigmund Freud lograron agrupar las primeras clasificaciones; de esa manera ha sido posible integrar los cuadros clínicos.
Las aportaciones de Freud, han sido muy importantes, sobre todo, su teoría estructural y topográfica de la mente. En sus disertaciones destaca que son parte de nuestras actividades cotidianas. Ya que tomamos decisiones de forma preconsciente o inconsciente, de estas acciones, si nuestra estructura de personalidad es suficientemente sana, podremos estar en armonía con nosotros mismos y con los demás. Será fácil constatarlo si en las interacciones con nuestro entorno despertamos en el otro reacciones de aceptación y estima (claro que hace falta cultivar la autocrítica pues es fácil caer en el autoengaño).
La salud mental es equivalente a la salud médica general. De acuerdo a la estabilidad emocional se fincará un equilibrio dinámico, entre huésped, agente y ambiente. Todos podemos llegar a presentar síntomas aislados de depresión y ansiedad, así como rasgos de personalidad histriónica, obsesiva, explosiva, paranoide, etc. Al contar con un aceptable armamentum bio-psico-social la persona recuperará la estabilidad mental y emocional.
Los trastornos mentales más frecuentes son: El Trastorno por Déficit de Atención, Trastorno Bipolar, Trastorno Obsesivo Compulsivo, Borderline y Abuso de alcohol y otras drogas. En esta ocasión abordaré únicamente el Déficit de Atención y el Trastorno Bipolar. La próxima semana continuaré con las demás patologías y su tratamiento.
El Trastorno por Déficit de Atención (con o sin hiperactividad): Esta una enfermedad que suele combinarse con conducta negativista, rebelde o desafiante, es uno de los padecimientos que se presenta en la etapa escolar básica y de acuerdo a estudios suele prolongarse a la etapa de adulto joven. Este padecimiento se caracteriza por un déficit neurocognitivo en el cual al joven se le dificulta atender y concentrarse en sus estudios, prefiere más las actividades excitantes o de diversión, tiene dificultad para mantener relaciones estables, consume de bebidas alcohólicas, cambia de humor con facilidad, baja sus calificaciones y/o adeuda materias y con frecuencia renuncia a los estudios de bachillerato o licenciatura.
El Trastorno Bipolar: Es un padecimiento afectivo de difícil diagnóstico porque al presentarse en la segunda o tercera década de la vida, los síntomas se confunden con las conductas propias del adolescente o del adulto-joven, este trastorno, como su nombre lo dice, se caracteriza por dos fases que son: la maniaca, de conducta extrovertida, eufórica, incansable, temeraria, de alegría constante, tolerancia a las bebidas embriagantes, a los desvelos, a la hiperactividad sexual. Y de la depresiva, grave, por el riesgo de suicidio de hasta un 15 % de los pacientes. Suele estar enmascarada, puesto que es raro que un joven admita o sepa expresar que se siente triste y muy deprimido, generalmente continúan realizando sus actividades, suele encubrirse también por consumo de sustancias licitas o ilícitas, de esta forma el diagnóstico y tratamiento específico tarda de 6 a 8 años.
*Psiquiatra. Profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina, Torreón, UA de C.

 La próxima semana el Dr. Fernando Sánchez Nájera continuará con el mismo tema.