El Siglo de Torreón
El
cirujano general, sea o no herniólogo, cuenta con múltiples técnicas diseñadas
para reparar las hernias inguinales. Será su decisión seleccionar la que
considere la más adecuada o la que mejor domine con el fin de obtener óptimos
resultados. Sin embargo, en algunos casos estos resultados no son los
esperados, por lo que la convalecencia del paciente se alarga debido a
complicaciones que obligan a una segunda operación correctora. Lo anterior
generará inconformidad y reclamo por parte del paciente quien podrá aducir mala
práctica médica y entablar un juicio legal.
Es imposible evitar un resultado no deseado; sin embargo
el desarrollo de una técnica quirúrgica depurada aunado a un conocimiento
preciso de las estructuras anatómicas, disminuirá al mínimo los resultados
inesperados. Las complicaciones pueden presentarse durante el mismo acto
quirúrgico o bien en la etapa del postoperatorio sea inmediata o tardía.
Cualquier estructura anatómica involucrada en el proceso herniario es susceptible
a la lesión. La hemorragia intensa
durante la cirugía puede estar presente ante la lesión de un vaso de gran
calibre como son los femorales, lo que obligaría a su reparación inmediata. Los
hematomas en la herida pueden
presentarse horas después de la cirugía sobre todo en aquellos pacientes que
habían estado ingiriendo aspirina o cualquier medicamento anticoagulante. Su
resolución se logra mediante drenaje por punción o a través de la misma herida,
pudiendo quedar una equimosis
(moretón) el cual desaparecerá en las siguientes semanas. Las parestesias o distorsiones en la
sensibilidad en el área genital, que el paciente manifiesta como
adormecimiento, son producto de disrupciones de nervios involucrados en la
hernia. Esta manifestación es de carácter temporal y la mayoría de las veces
desaparece en pocas semanas. La llamada inguinodinea
es producto del atrapamiento de un nervio en una sutura o grapado lo que
generaría un dolor agudo, intenso e incapacitante por tiempo prolongado,
terminando por lo general en una segunda cirugía para el retiro de la sutura o
grapa que atrapa dicho nervio. Una discapacidad durante la marcha puede
presentarse por la lesión inadvertida del nervio femoral, paralizando los
músculos anteriores del muslo e impidiendo la extensión de la pierna, afectando
consecuentemente la marcha. Lo anterior obligaría a una inmediata
reintervención tendiente a reparar dicho nervio. La diseyaculaciòn (dolor a la eyaculación) se presenta cuando existe
un exceso de manipulación y pinzamiento excesivo del conducto que transporta
los espermatozoides (conducto deferente) lo que generara fibrosis y angulación
en su trayecto provocando dificultad en el flujo seminal, lo que se manifiesta
con dolor urente e intenso que acompaña o sigue a la eyaculación.
La Infección puede estar presente por contaminación
durante el acto quirúrgico o por una deficiencia en los mecanismos protectores
del organismo, obligando a la apertura de la herida para el drenaje del
material purulento y el uso de antimicrobianos.
Las vísceras vecinas pueden también estar involucradas en
la hernia y ser sujetas a lesión. La vejiga, los intestinos, delgado y grueso,
pueden ser lesionados durante la disección por lo que deberán ser reparadas
adecuadamente durante el acto quirúrgico. El cirujano deberá de comunicar lo
anterior a todo paciente que se va a someter a este tipo de cirugía mediante el
acta de “Consentimiento informado”.
*Cirujano. Profesor
de Anatomía y Secretario Administrativo de la Facultad de Medicina de Torreón,
UA de C.
La próxima colaboración será del Dr. Manuel Estrada
Quezada, médico legista.