El Siglo de Torreòn, aquì
La
insuficiencia renal crónica (IRC) es una enfermedad cada vez más común, sin
embargo, es poco entendida por pacientes y familiares, por esa razón no se
controla ni evita su avance progresivo. Aprovechamos éstas líneas para
orientarles en la toma de decisiones que involucran esta patología.
Ser filtro sanguíneo es la función del riñón que le
permite a través de un fluido (orina) eliminar sustancias de desecho. El riñón,
también realiza el control más importante de la carga de ácidos que fabrica el
organismo y la regulación de algunas sales esenciales como sodio, potasio,
calcio y fosfatos, además, forma la eritropoyetina, hormona que estimula la
renovación de glóbulos rojos e igualmente es receptor de efectos de otras
hormonas que intervienen en las regulaciones de líquidos y sales ya mencionadas.
La IRC es causada por el aumento en la expectativa de
vida, diabetes mellitus, hipertensión arterial, enfermedades obstructivas
urinarias (crecimiento de próstata o cálculos), medicamentos nefrotóxicos,
enfermedades inflamatorias e infecciosas del riñón, todas éstas dañan las
nefronas (filtros renales) permitiendo la fuga de sustancias útiles (proteínas)
y reteniendo sustancias tóxicas como urea y creatinina (desecho proteicos) que
causan deterioro lento y progresivo.
Las pruebas que valoran el deterioro de la función renal
permiten sugerir cambios en la dieta (proteínas, sal, evitar bebidas gaseosas
ricas en fosfatos), llevar un buen control de la glucosa y presión arterial, para
retrasar la llegada de la uremia. Las manifestaciones clínicas son: aliento
amoniacal, náusea, rechazo al alimento, anemia, retención de líquidos en
cantidad variable, acidosis que causa respiración fatigosa y aceleración de cambios
degenerativos de la circulación cerebral y coronaria. Todo esto ocurre cuando
el nivel de funcionamiento del riñón llega a 15 % o menos, ello implica
intervenir sustituyendo la función renal deficiente con diálisis peritoneal o hemodiálisis.
La diálisis peritoneal aprovecha los múltiples vasos sanguíneos en la
superficie de intestinos y la grasa protectora que cubre a los mismos,
poniéndolos en contacto con soluciones especiales infundidas en la cavidad
abdominal mediante un catéter especial, facilitando la extracción de sustancias tóxicas acumuladas
en la sangre. La hemodiálisis es un acceso directo a la circulación a través de
un catéter de dos direcciones que permiten extraer la sangre para purificarla a
través de filtros artificiales en una máquina y retornarla limpia por esa misma
vía hacia la circulación. Es gracias a éstos métodos de tratamiento que puede
salvarse la vida de personas que de otra
manera irremediablemente morirían en corto plazo. Sin embargo es mejor retrasar
su uso previniendo el mal curso de las enfermedades que causan la IRC, pero
cuando se hace indispensable se recurre a ellos y deben resaltarse sus
bondades.
*Médico internista. Jefe de
Posgrado y profesor de Propedéutica Clínica de la Facultad de Medicina,
Torreón, U.A. de C.
La
próxima colaboración será del Dr. Evaristo Gómez Rivera, traumatólogo