sábado, 23 de febrero de 2013

TRATAMIENTO DEL PIE PLANO

DR. EVARISTO GÓMEZ RIVERA*
El Siglo de Torreòn, aquì
Los motivos de consulta por pie plano aumentan cotidianamente, quizá se deba a que el uso de zapatos correctivos o plantillas está firmemente arraigado en nuestra cultura. Así, los padres lo autodiagnostican para luego reclamar tratamiento, preocupados, pensando que los niños tendrán dolor cuando sean adultos.
Sobre ese exceso de celo maternal cae como plaga, una pléyade de aficionados ajenos a la medicina que ofrecen una serie de dispositivos pseudortopédicos y convierten en asunto comercial el tratamiento de esta afección. A menudo vemos niños que apenas inician la marcha y ya usan zapatos modificados, otros andan con incomodos y costosos soportes ortopédicos confeccionados con materiales plásticos duros.
El arco plantar se forma durante la infancia y está determinado por influencias de la edad y la genética, de tal manera, que se considera como variable fisiológica normal el pie plano flexible, cuando no es flexible, entonces hay anormalidades esqueléticas que seguramente necesitan tratamiento quirúrgico.
Tradicionalmente el arco caído se considera como anormal, antiestético,  causate de futuros problemas y la percepción de los padres de que el pie plano flexible es un problema serio que debe ser tratado, éste, es el obstáculo principal para aceptar la recomendación que aquí les hacemos.
Muchas personas adultas que recibieron tratamiento piensan que se corrigieron gracias a ello y reciben con escepticismo los argumentos del médico que intenta disuadirlos de comprar zapatos ortopédicos y la consulta llega a feliz término accediendo a la petición, prescribiendo las correcciones, en lugar de explicar, simple y llanamente, que el pie plano flexible mejorará con la edad y que las correcciones al zapato o las plantillas poco o nada afectarán su evolución natural. Sólo en caso de que tenga síntomas como cansancio fácil, y/o dolor, entonces deberá ser estudiado porque se tratará de otro problema.
            Investigadores de la Universidad de California, en San Diego, informan que después de tres años usando correcciones en zapatos o insertos en nada influyeron para modificar el curso del pie plano flexible.
            Es clásico en la literatura médica el trabajo de Staheli y cols. de la Universidad de Washington en el que se concluye que si el pie plano flexible cae en el rango de fisiológico, no necesita tratamiento. Respecto al manejo del pie plano patológico no hay acuerdo y resulta muy controversial en la comunidad médica.
En resumen, el pie plano flexible es un hallazgo muy común y no necesita tratamiento alguno. Prescribir modificaciones al zapato, recomendar plantillas o incluso cirugía no es adecuado. Aconsejamos zapato de horma fuerte, amplia, que quede holgado, estrenar zapatos antes de que éstos se deformen y deterioren por el uso y causen apoyos plantares anormales propiciando callosidades, ampollas o vicios de la marcha.
*Traumatólogo. Profesor de Ortopedia de la Facultad de Medicina U.A. de C.

 Próxima colaboración será del Dr. Raúl Guzmán Muñoz, cirujano.

sábado, 16 de febrero de 2013

INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA

DR. RUBÉN DARÍO GALVÁN ZERMEÑO*
El Siglo de Torreòn, aquì
La insuficiencia renal crónica (IRC) es una enfermedad cada vez más común, sin embargo, es poco entendida por pacientes y familiares, por esa razón no se controla ni evita su avance progresivo. Aprovechamos éstas líneas para orientarles en la toma de decisiones que involucran esta patología.
Ser filtro sanguíneo es la función del riñón que le permite a través de un fluido (orina) eliminar sustancias de desecho. El riñón, también realiza el control más importante de la carga de ácidos que fabrica el organismo y la regulación de algunas sales esenciales como sodio, potasio, calcio y fosfatos, además, forma la eritropoyetina, hormona que estimula la renovación de glóbulos rojos e igualmente es receptor de efectos de otras hormonas que intervienen en las regulaciones de líquidos y sales ya mencionadas.
La IRC es causada por el aumento en la expectativa de vida, diabetes mellitus, hipertensión arterial, enfermedades obstructivas urinarias (crecimiento de próstata o cálculos), medicamentos nefrotóxicos, enfermedades inflamatorias e infecciosas del riñón, todas éstas dañan las nefronas (filtros renales) permitiendo la fuga de sustancias útiles (proteínas) y reteniendo sustancias tóxicas como urea y creatinina (desecho proteicos) que causan deterioro lento y progresivo.
Las pruebas que valoran el deterioro de la función renal permiten sugerir cambios en la dieta (proteínas, sal, evitar bebidas gaseosas ricas en fosfatos), llevar un buen control de la glucosa y presión arterial, para retrasar la llegada de la uremia. Las manifestaciones clínicas son: aliento amoniacal, náusea, rechazo al alimento, anemia, retención de líquidos en cantidad variable, acidosis que causa respiración fatigosa y aceleración de cambios degenerativos de la circulación cerebral y coronaria. Todo esto ocurre cuando el nivel de funcionamiento del riñón llega a 15 % o menos, ello implica intervenir sustituyendo la función renal deficiente con diálisis peritoneal o hemodiálisis. La diálisis peritoneal aprovecha los múltiples vasos sanguíneos en la superficie de intestinos y la grasa protectora que cubre a los mismos, poniéndolos en contacto con soluciones especiales infundidas en la cavidad abdominal mediante un catéter especial, facilitando  la extracción de sustancias tóxicas acumuladas en la sangre. La hemodiálisis es un acceso directo a la circulación a través de un catéter de dos direcciones que permiten extraer la sangre para purificarla a través de filtros artificiales en una máquina y retornarla limpia por esa misma vía hacia la circulación. Es gracias a éstos métodos de tratamiento que puede salvarse la vida de personas  que de otra manera irremediablemente morirían en corto plazo. Sin embargo es mejor retrasar su uso previniendo el mal curso de las enfermedades que causan la IRC, pero cuando se hace indispensable se recurre a ellos y deben resaltarse sus bondades.
*Médico internista. Jefe de Posgrado y profesor de Propedéutica Clínica de la Facultad de Medicina, Torreón, U.A. de C.
La próxima colaboración será del Dr. Evaristo Gómez Rivera, traumatólogo

sábado, 9 de febrero de 2013

TRASTORNOS DEL SUEÑO

DR. ADALBERTO MENA CALDERA*
El Siglo de Torreòn, aquì

Dormir es una función esencial para la vida, de allí que las alteraciones en el sueño estén relacionadas con bajo rendimiento laboral, accidentes, sensación de malestar físico y aumento en el consumo de alcohol. Esto implica un costo económico importante para la sociedad.
Generalmente las quejas principales son: sueño escaso, despertares nocturnos, sueño excesivo o sucesos adversos relacionados con el no dormir. El insomnio implica la dificultad para iniciar, mantener el sueño o la sensación de sueño no reparador. El insomnio terminal se acompaña de episodios depresivos severos, el sujeto despierta un par de horas antes de lo que solía hacerlo cotidianamente; no duerme las 8 horas habituales. La gravedad de un insomnio debe valorarse únicamente por su repercusión en funciones diurnas como el estado de ánimo, el cansancio, los dolores musculares, la atención y la concentración. En este caso se deberán registrar los períodos sueño-vigilia por un par de semanas a fin de obtener datos sobre patrones irregulares, siestas, uso de estimulantes, hipnóticos, alcohol, dieta, actividad durante el día, número de despertares y percepción de la duración del sueño, también, la relación con su estado de ánimo y alerta.
            Un 5 % de la población general se queja de somnolencia excesiva relacionada con la propensión a dormir como sucede después de la privación de sueño. Esto es más alarmante que el insomnio debido al elevado grado de deterioro psicosocial y a la alta tasa de accidentes a los que se asocia. Puede ser leve, si los episodios de sueño se producen durante actividades sedentarias como ver televisión. Moderada, si es durante actividades físicas ligeras como conducir un vehículo. Y Grave, si sucede durante actividades que requieren una atención moderada, como hablar o comer. Se puede acompañar de dolores de cabeza matutinos, pérdida súbita del tono muscular, alucinaciones al quedarse dormido o al despertarse, “parálisis del sueño”, conductas automáticas o “borrachera por sueño”. Hay que investigar si la persona se queda dormida mientras conduce un vehículo o realiza otra actividad potencialmente peligrosa. La información debe complementarse interrogando a la pareja del paciente para descubrir hechos que éste no percibe, como ronquidos, pausas respiratorias de más de diez segundos de duración, movimientos corporales inusuales o sonambulismo. Existen casos en los que hay incontinencia nocturna o micciones frecuentes, dificultades para respirar y dolores de cabeza, interrumpen el sueño, contracción de la mandíbula, hablar en sueños y, en los hombres, erecciones nocturnas dolorosas.
Hay que considerar que existen los llamados trastornos primarios del sueño que se deben distinguir de los trastornos del sueño secundarios a otro trastorno mental (depresión), los debidos a una enfermedad médica y los inducidos por sustancias  (drogas de abuso, alcohol).
*Psiquiatra. Profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Torreón, U.A. de C.

La próxima colaboración será del Dr. Rubén Darío Galván Zermeño, internista.

sábado, 2 de febrero de 2013

¿ECOLOGÍA O ACTITUD ECOLÓGICA?

DR. JUAN MANUEL VALDEMAR LARAÑAGA*

Desde el año 2011, la idea de la Tierra Viva está ampliamente aceptada en todos los manuales de ecología. Fue propuesta en la década de 1920, por el geoquímico ruso W. Vernadsky y retomada en 1970 con más profundidad por J. Lovelock, llamándola Gaia, allí, se establece que la tierra es un gigantesco superorganismo que se autorregula y hace que todos los seres se interconecten y cooperen entre sí. Nada es dejado de lado, todo es expresión de la vida de Gaia que incluye los proyectos culturales y las formas de producción y consumo. Al generar un humano consciente y libre, la misma Gaia se puso en peligro. El hombre está llamado a vivir en armonía con ella, pero puede romper el lazo de pertenencia y cuando la ruptura se vuelve dañina para todo el conjunto, da amargas lecciones. Podemos sentirlas ahora.
Hace un par de años, el derrame petrolero de la empresa British Petroleum, en el golfo de México, atrajo la atención de personas que tienen una idea clara sobre Gaia. Sin embargo, causó mucho asombro el discurso del presidente Obama y de ambientalistas reconocidos mundialmente, ellos hicieron la evaluación de daños y una serie de expresiones a las que estamos acostumbrados: “ellos los malos, nosotros los buenos; ellos los contaminadores y nosotros los no contaminadores”, siendo el común denominador, el no hacer nada.
Nuestra Comarca Lagunera muestra el mismo comportamiento de las personas ante una contingencia ambiental. Creemos que quien contamina es la empresa de “allá” y en mi casa, “aquí”, no se contamina.
Nos podría ir mejor si tomamos conciencia que la ecología, la salud, la seguridad, la paz, la sociabilidad… están en la actitud que tomamos ante cada situación. “El mundo cambiará si primero cambiamos nosotros” (Mc.1,15). La causa principal deriva del modo cómo tratamos a la naturaleza que es generosa y nos ofrece todo lo que necesitamos para vivir. A cambio la consideramos como objeto del que podemos disponer a capricho, sin pensar en su preservación ni darle retribución alguna. La tratamos con violencia, la depredamos, le arrancamos todo para nuestro beneficio y la convertimos en un inmenso basurero.
Protestamos por la contaminación de las empresas, ríos e industrias, pero hacemos uso excesivo del automóvil, no reutilizamos el agua fría de la regadera, mientras sale la caliente, dejamos luces y aparatos encendidos en casa, estacionamos el carro y encendemos el aire acondicionado y generamos exceso de basura doméstica.
No basta una ecología ambiental, que ve el problema en el ambiente y en la tierra. Tierra y ambiente no son el problema sino nosotros. Somos el verdadero “anti Cristo” de Gaia, cuando deberíamos ser su ángel de la guarda. Entonces es importante hacer una revolución, como decía el expresidente J. Chirac. Pero, ¿cómo hacer una revolución sin revolucionarios? Ante un problema de contaminación global, se debe actuar de manera global. Paulo Freire aseguraba: “No es la educación la que va a cambiar el mundo. La educación va a cambiar a las personas que van a cambiar el mundo”. Necesitamos a estas personas revolucionarias.
*Médico Laboral. Profesor de Medicina del Trabajo y de Medicina Ambiental de la Facultad de Medicina, Torreón, U.A. de C.

La próxima colaboración será del Dr. Adalberto Mena Caldera, psiquiatra