El Siglo de Torreón
La
hiperuricemia es una enfermedad metabólica que afecta potencialmente a la
población masculina del 1 al 2 % en países occidentales y en algunos países orientales
llega hasta 17 %. Se considera hiperuricemia cuando los valores de ácido úrico
en sangre son mayores de 7 mg. % en hombres y de 6 mg.% en mujeres. Puede haber
hiperuricemia como consecuencia de abuso alimenticio, insuficiencia renal de
cualquier causa, actividad tumoral, destrucción tumoral por quimioterapia, uso
de fármacos, como ejemplo; diuréticos, consumo de bebidas de alta graduación de
alcohol y más raramente como consecuencia de deficiencias enzimáticas.
Lo más común es que la hiperuricemia cause
ataques de gota, que son depósitos de cristales de ácido úrico en las
articulaciones. Aunque también puede haber hiperuricemia sin artritis, sin gota
(hiperuricemia asintomática) su forma de presentación más común es en la
articulación de unión del primer dedo del pie y se denomina podagra. Pero puede
presentarse en otras articulaciones mayores como tobillos, rodillas, codos en
forma de ataque mono-articular y más raramente como ataque poli-articular,
causando un inflamación articular dolorosa e incapacitante por su severidad. El
depósito de cristales en tejidos peri-articulares causa tofos: nódulos blandos
e indoloros de tamaño variable ubicados en codos, rodillas, manos y pabellón de
la oreja. Otro problema relacionado a la hiperuricemia es la formación de
cálculos renales y el daño renal intersticial (depósitos en tejido renal
semejantes a los descritos tofos) que conduce finalmente a la insuficiencia
renal crónica.
Aunque de fecha reciente, se sabe que la
importancia de la hiperuricemia, con o sin gota, es por su asociación al
llamado síndrome metabólico (que consiste en aumento de colesterol y
triglicéridos, aumento de la glucosa, obesidad, entre otras características) y
ello se asocia con un marcado incremento del riesgo de infarto agudo de
miocardio con todo el daño a la calidad de vida que ello implica y/o a la
pérdida de la misma.
El manejo de la hiperuricemia implica
fundamentalmente aspectos de estilo de vida, evitar sobrepeso y obesidad y si
ya se padecen intentar disminuirlos, limitar los alimentos ricos en purinas
(carnes rojas, vísceras y embutidos) evitar algunas variedades de pescados como
sardinas y salmón, evitar consumo de bebidas alcohólicas como cerveza u otras
de alta graduación como whisky, ginebra, vodka, tequila y ron, uso con
limitantes de vinos de mesa y buena tolerancia a alimentos ricos en proteína
vegetal aunque en forma limitada como soya, lenteja o frijol, consumo de agua
natural de al menos 1.5 a 2 litros al día.
En caso de una crisis de gota se emplean
antiinflamatorios, colchicina y aplicación de hielo en sitio de inflamación. Si
se emplean inhibidores de la producción de ácido úrico como el alopurinol
evitar su inicio durante la crisis aguda de gota o su suspensión si ya lo
emplea, cambios drásticos en dosis favorecen las crisis.
Los datos estadísticos aparentan que se trata
de una enfermedad poco común, pero usted puede haberla padecido o haber
presenciado un ataque de gota en algún familiar o amigo, lo cual justifica esta
orientación.
*Médico
Internista. Profesor de Propedéutica y de Jefe de Posgrado de la Facultad de
Medicina, Torreón, UA de C.
La
próxima colaboración será del Dr. Manuel Delgado Macías, patólogo.