DR. DANIEL ARELLANO PÉREZ
VERTTI*
La
necesidad de atención médica de la población ha sido definida como "la
capacidad de la población para beneficiarse de la atención sanitaria". Ésta
se caracteriza por cumplir dos factores determinantes que son muy importantes:
qué tan frecuente es un problema de salud y qué tan eficaces y rentables son
las intervenciones para diagnóstico y tratamiento que ofrecemos. Para muchos
problemas comunes, las necesidades de atención a la salud se centran en el
nivel secundario por lo que tienden a ignorarse, o a menospreciarse, los
problemas que se presentan en la atención primaria, y es a este nivel en el que
pueden prevenirse o tratarse en forma temprana muchas de las enfermedades que
impactan a la sociedad actual y están colapsando a los sistemas de salud
pública.
La atención a la salud musculoesquelética se suele pasar
por alto en la agenda de salud pública y falta una mayor conciencia sobre lo
que las enfermedades osteoarticulares representan para la sociedad. Revistas
científicas, reuniones de expertos y sociedades científicas se dedican al
estudio de esta entidad; y aunque mucho se ha avanzado en la comprensión de su
causa, el diagnóstico y tratamiento adecuados, aún no se le da la importancia
debida, sino hasta que los tratamientos radicales deben llevarse a cabo. En
este sentido, el dolor articular de origen degenerativo es cada vez más común y,
con los cambios en la demografía, debido al incremento en la esperanza de vida,
el problema está destinado a crecer.
La osteoartritis (OA) representa un fuerte argumento que
confirma lo anterior. Es el segundo diagnóstico más frecuente en las consultas
de medicina general a personas mayores y una de las causas más frecuentes de
discapacidad en personas de edad mayor. El ejemplo más claro: hasta una tercera
parte de los adultos mayores, en la población general, muestran evidencias
radiográficas de osteoartritis en rodilla. Cerca del 50 % de las personas
alrededor de los 55 años, en la población general, tienen evidencias
radiográficas de artrosis de rodilla, sin tener síntomas; el 50 % de las
personas alrededor de los 55 años que se quejan de dolor en la rodilla no
tienen evidencia radiográfica definitiva de osteoartritis. Cuando coexisten los
síntomas y hay alteraciones radiográficas en la articulación, es probable que
el proceso degenerativo, tenga alrededor de 20 años de haber iniciado.
Los pacientes de edad avanzada que acuden a recibir
atención primaria por dolor articular quizá no tengan datos radiográficos
definidos de OA y de esta manera se puede argumentar que el diagnóstico
radiográfico no es necesario, con el fin de iniciar el tratamiento y de esta
forma, ayudar a aliviar el dolor y la incapacidad. Es importante tomar en
cuenta lo anterior dado que no siempre existe concordancia entre los hallazgos
clínicos y radiológicos. Parece razonable considerar esto en relación con la
necesidad y la demanda de la atención primaria de la salud en las personas
mayores.
(PARTE II)
Como
apoyo para los médicos de atención primaria, el diagnóstico de los pacientes
que acuden por dolor en la articulación, se facilita, si el problema se agrupa
por edades. Se considera que en personas
menores de 55 años, hay causas diferentes de dolor articular. Por ejemplo, las
lesiones de los ligamentos y estructuras de los tejidos blandos que rodean la
articulación, y con mayor razón si existe el antecedente traumático. Aclaro que
estas lesiones pueden predisponer a la osteoartritis (OA) más tarde y deben ser
tomadas en cuenta para la prevención primaria. Por encima de los 55 años, la OA
es una causa, cada vez más común, de dolor.
No debemos olvidar que se espera que el envejecimiento de
la población dé lugar a un incremento significativo en la frecuencia de la OA y
por ende el incremento en el riesgo de incapacidad física en un futuro cercano.
Durante las últimas 3 décadas. Los costos para la economía de los sistemas de
salud en la atención a los trastornos musculoesqueléticos, han reflejado esta
tendencia.
También debemos reconocer que la educación al paciente
acerca de lo que representa la OA y el autocuidado son prácticas poco valoradas
e infrecuentes en la atención primaria. Con el fin de contribuir a amortiguar
el impacto de la enfermedad en la sociedad y los servicios de salud, la
Fundación Americana para la Artritis y el Colegio Americano de Reumatología
(ACR por sus siglas en inglés) han elaborado guías prácticas para el
diagnóstico y tratamiento de la OA. Estas guías, que se distribuyen desde los
niveles más básicos de atención médica, ponen especial énfasis en el
autocuidado de las personas a través de un amplio conjunto de recomendaciones
no farmacológicas, como son el ejercicio, la protección de las articulaciones,
el uso de terapia térmica como el calor local, e incluso, un seguimiento
cercano vía telefónica de los pacientes para reforzar el cuidado personal, con un enfoque conservador en el tratamiento
farmacológico del dolor. Aplicar estas medidas, y otras más, en el control de
factores de riesgo modificables (sobrepeso, obesidad, tabaquismo, etc.) sin
duda se traducirá en un beneficio terapéutico y económico para los pacientes
con osteoartritis. Diferentes estudios han demostrado que fomentando el
autocuidado en los pacientes, mejoran significativamente en el alivio de sus
síntomas y la función de sus articulaciones.
Finalmente, las organizaciones públicas y los profesionales
de la salud debemos estar interesados
en fomentar y mejorar el cuidado de los pacientes con osteoartritis, haciendo hincapié en la
importancia del autocuidado para ayudar a controlar el dolor y la función de la
articulación afectada. Es probable, que la inversión en personal capacitado y
los recursos necesarios para ofrecer educación efectiva a los pacientes con OA
no se traduzca en un efecto notable inmediato en el costo de la atención. Sin
embargo, numerosos estudios han demostrado que
esto puede verse reflejado en poco tiempo por el ahorro en recursos
económicos y humanos por menor gasto en medicamentos, visitas al médico y
materiales quirúrgicos.
*Traumatólogo.
Profesor de Traumatología e Investigador de la Facultad de Medicina Torreón UA
de C. Correo electrónico: arellanodaniel1969@gmail.com
La próxima
colaboración será del Dr. Arturo González Valdez, médico cirujano.