DR. EDUARDO SERNA
ZETINA*
El Siglo de Torreòn
La
frase de Claude Bernard: “No hay enfermedades sino enfermos”, es un lugar común
en la práctica médica; refleja la manera en que se debe de curar a los
pacientes, estableciendo de manera personal, dosis, número de tomas, vía de
aplicación y duración del efecto farmacológico. Todo ello con la finalidad, no
solamente de buscar la eficacia, sino también de disminuir o evitar los efectos
secundarios.
Una causa muy importante de frustración, tanto
para el médico como para el paciente, es el efecto mínimo o nulo de
medicamentos que a otros pacientes les funciona muy bien. En un intento por mejorar las posibilidades
de éxito, desde finales del siglo pasado, se han hecho pruebas genéticas que
permiten predecir mejores resultados de drogas específicas. Un ejemplo lo
tenemos con un fármaco llamado Clopidogrel, que al igual que el ácido acetil
salicílico (Aspirina), funciona
“adelgazando” (antiagregante plaquetario) la sangre para evitar la formación de
coágulos dentro de venas y arterias, evitando así, la oclusión de las mismas y
logrando reducir los tapones de sangre que terminan provocando infartos o
embolias. Este medicamento ahora
utilizado tanto en la prevención primaria como secundaria (antes y después de
un infarto cardiaco) no siempre protege por igual a todos los pacientes e
incluso algunos pacientes forman coágulos al tomarlo. Sin embargo, la razón de
este fenómeno ha sido aclarado y se considera que es debido a la función
defectuosa de una enzima llamada CYP2C19, que se encarga de transformar el
medicamento en el compuesto activo. Los enfermos que tienen este defecto
enzimático tienen una menor concentración del Clopidogrel y por ello se facilitan las complicaciones.
Al no
existir, por el momento, una forma objetiva de medir los efectos del
medicamento, es imposible pronosticar qué pacientes responderán adecuadamente a
la terapéutica empleada. Existen otros
ejemplos en donde la información genética nos proporciona de manera intencionada
qué medicamentos, solos o en combinación serán más seguros y efectivos. La
investigación se encuentra en marcha, diariamente se descubren nuevas formas de
personalizar cada vez más la medicina. No puede ser que un solo medicamento, a
dosis y duración determinadas curen o controlen igual a todos los pacientes.
El análisis genético permitirá optimizar el
tratamiento. Además, pronto podremos contar con drogas de “diseñador”, que sean
producidos específicamente para cada paciente de acuerdo a sus condiciones
especiales.
Nota:
Hemos llegado al artículo 100 de esta columna. Esperamos esté siendo útil para
prevenir y dar información fidedigna sobre los diferentes padecimientos. Reitero
mi agradecimiento a El Siglo de Torreón y
en especial a su director el Lic. Antonio González-Karg de Juambelz.
*Cardiólogo.
Director General y Profesor de Cardiología
de la Facultad de Medicina de Torreón UA de C.
La próxima colaboración será del Dr. Rogelio Recio
Vega, Endocrinólogo de la Reproducción.