lunes, 20 de mayo de 2013

MEDICINA PERSONALIZADA

DR. EDUARDO SERNA ZETINA*

El Siglo de Torreòn
La frase de Claude Bernard: “No hay enfermedades sino enfermos”, es un lugar común en la práctica médica; refleja la manera en que se debe de curar a los pacientes, estableciendo de manera personal, dosis, número de tomas, vía de aplicación y duración del efecto farmacológico. Todo ello con la finalidad, no solamente de buscar la eficacia, sino también de disminuir o evitar los efectos secundarios.
Una causa muy importante de frustración, tanto para el médico como para el paciente, es el efecto mínimo o nulo de medicamentos que a otros pacientes les funciona muy bien.  En un intento por mejorar las posibilidades de éxito, desde finales del siglo pasado, se han hecho pruebas genéticas que permiten predecir mejores resultados de drogas específicas. Un ejemplo lo tenemos con un fármaco llamado Clopidogrel, que al igual que el ácido acetil salicílico (Aspirina),  funciona “adelgazando” (antiagregante plaquetario) la sangre para evitar la formación de coágulos dentro de venas y arterias, evitando así, la oclusión de las mismas y logrando reducir los tapones de sangre que terminan provocando infartos o embolias.  Este medicamento ahora utilizado tanto en la prevención primaria como secundaria (antes y después de un infarto cardiaco) no siempre protege por igual a todos los pacientes e incluso algunos pacientes forman coágulos al tomarlo. Sin embargo, la razón de este fenómeno ha sido aclarado y se considera que es debido a la función defectuosa de una enzima llamada CYP2C19, que se encarga de transformar el medicamento en el compuesto activo. Los enfermos que tienen este defecto enzimático tienen una menor concentración del Clopidogrel  y por ello se facilitan las complicaciones.
 Al no existir, por el momento, una forma objetiva de medir los efectos del medicamento, es imposible pronosticar qué pacientes responderán adecuadamente a la terapéutica empleada.  Existen otros ejemplos en donde la información genética nos proporciona de manera intencionada qué medicamentos, solos o en combinación serán más seguros y efectivos. La investigación se encuentra en marcha, diariamente se descubren nuevas formas de personalizar cada vez más la medicina. No puede ser que un solo medicamento, a dosis y duración determinadas curen o controlen igual a todos los pacientes.
El análisis genético permitirá optimizar el tratamiento. Además, pronto podremos contar con drogas de “diseñador”, que sean producidos específicamente para cada paciente de acuerdo a sus condiciones especiales.
Nota: Hemos llegado al artículo 100 de esta columna. Esperamos esté siendo útil para prevenir y dar información fidedigna sobre los diferentes padecimientos. Reitero mi agradecimiento a El Siglo de Torreón y en especial a su director el Lic. Antonio González-Karg de Juambelz.
*Cardiólogo. Director General y Profesor de Cardiología  de la Facultad de Medicina de Torreón UA de C.
        La próxima colaboración será del Dr. Rogelio Recio Vega, Endocrinólogo de la Reproducción.