El Siglo de Torreòn aquì
En
las últimas décadas, México ha mostrado una mejoría notable en las condiciones
de salud, ello se ha visto reflejado en el incremento de la esperanza de vida,
que al año 2010 llegó a 77 años; ha disminuido la mortalidad infantil y se han
erradicado algunas enfermedades prevenibles por vacunación. También, han
disminuido las muertes por infecciones comunes y las relacionadas con la
desnutrición y la reproducción. En cambio han aumentado las enfermedades
crónico-degenerativas y las muertes ocasionadas por lesiones ya sea por
accidentes o violencia.
Tratar enfermedades crónico-degenerativas implica
tratamientos complejos y prolongados, los cuales representan una carga
económica, tanto para las instituciones públicas, como para los pacientes y sus
familias, sobre todo, para quienes no cuentan con las “bondades” de una afiliación
institucional, por lo que atenderse en forma privada resulta sumamente caro.
El gobierno federal ha realizado reformas en el sistema
nacional de salud para satisfacer las necesidades de los mexicanos. Sin
embargo, existe un rezago financiero importante, ya que no están preparados
para atender a un mayor número de personas de la tercera edad que requieren especialistas,
tecnología sofisticada, medicamentos y procedimientos quirúrgicos costosos.
La transición demográfica y los programas implementados
para reducir la morbilidad y la mortalidad, nos llevaron a una transición
epidemiológica, (la gente padece enfermedades diferentes a las de hace décadas).
Aun cuando los gobiernos estatales y federal están realizando esfuerzos para
superarla con nuevos programas y mayor presupuesto, siempre serán insuficientes
mientras no se ataque el problema de raíz.
Curar enfermedades resulta muy caro, especialmente las
crónico-degenerativas y las que necesitan rehabilitación. Prevenir requiere menor
presupuesto y determinar factores de riesgo resulta práctico y barato. Esto
último implica realizar encuestas a personas “sanas”, en las que se investiga
los antecedentes familiares, hábitos y
costumbres. Así, se determina el riesgo que se tiene de padecer ciertas
enfermedades. Se informa al paciente el resultado, se le recomienda acudir a su
médico para que inicie su control mediante exámenes de laboratorio y medidas
higiénico-dietéticas que le ayudarán a evitar enfermedades como hipertensión, diabetes
o detectar a tiempo cánceres que son curables. De este modo, se retrasará su inicio,
se evitarían complicaciones y su manejo sería más accesible y menos costoso.
Estas encuestas se hacen a través de programas de fomento
a la salud, y se aplican en empresas, escuelas, universidades y al público en
general, en las Ferias de la Salud. Si tenemos mayor participación de la
ciudadanía, el éxito de estos programas se reflejará en una comunidad más sana.
El objetivo de la medicina moderna es curar, prevenir,
rehabilitar y determinar factores de riesgo.
*Médico Cirujano. Profesor
de Propedéutica de la Clínica en la Facultad de Medicina de Torreón, U.A. de C.
La
próxima colaboración será del Dr. Luis I. Gurza Morales, gastroenterólogo