El Siglo de Torreòn aquì
El glaucoma es
una enfermedad progresiva que afecta al nervio óptico causando ceguera irreversible; por lo tanto,
no se cura, pero se puede detener si logramos tener un control adecuado.
Anteriormente se definía como el aumento en la presión Intraocular, pero ahora
sabemos que puede existir aún cuando la presión intraocular sea normal.
Se trata de una enfermedad grave,
debido a que la mayoría de los casos se detecta en etapas muy avanzadas, pues
la principal alteración es la afección al campo visual periférico; de afuera
hacia adentro y lo último que se altera es la visión central. Cuando el
paciente se entera ya es demasiado tarde. A nivel mundial, el glaucoma es
considerado la primera causa de ceguera irreversible.
Los signos y síntomas que pueden
alertar sobre el glaucoma son: dolor ocular o alrededor del ojo, dolor de
cabeza crónico o migrañoso, ojo rojo, visión borrosa, halos coloreados
alrededor de los focos que pueden confundirse
con fatiga visual o estrés. En ocasiones se disminuye la molestia con
analgésicos por lo que se enmascara la enfermedad.
Se
presenta con mayor frecuencia en la raza negra, sin embargo existen estudios
que demuestran igual afección en latinoamericanos. En México se estima que
afecta del 2 al 4 % de la población y de éstos el 50% lo desconoce. En
general se trata de adultos de más de 40 años de edad; el riesgo aumenta al
doble en las décadas posteriores a esta edad. Aunque tambien lo padecen los
niños. Se ha señalado que se presenta con un ligero aumento en hombres. El
factor hereditario es determinante. Si alguno de los padres lo padece existe un
riesgo hasta 5 veces mayor de padecer glaucoma.
Los factores de riesgo son presión intraocular elevada, córnea delgada,
antecedentes familiares de glaucoma, edad mayor de 40 años, miopía,
hipermetropía; uso de esteroides o corticoides por cualquier vía, diabetes
mellitus, hiper o hipotensión arterial, migraña, cardiopatías, dislipidemias,
hipotiroidismo, tabaquismo, antecedente de cirugía ocular, traumatismo directo de cualquier índole, o
falta de uso de protección adecuada en los deportes de alto impacto.
La prevención se realiza si se
diagnostica oportunamente. Se puede prevenir el daño del nervio óptico, la
pérdida del campo visual y de acuerdo al tipo de glaucoma se puede prevenir la
crisis o “ataque” agudo.
La detección oportuna se logra
acudiendo al cirujano oftalmólogo, mínimo una vez al año, quien después de una
minuciosa historia clínica y exploración oftalmológica, se determinarán los
estudios a realizar para poder dar un tratamiento adecuado con revisiones
subsecuentes. Lo ideal es detectar el glaucoma en su etapa pre perimétrica
antes de que afecte el campo visual.
*Cirujana Oftalmóloga. Profesora de oftalmología de la
Facultad de Medicina de Torreón, U.A. de C.
La
próxima colaboración será del Dr. Raúl Guzmán Muñoz, cirujano