El Siglo de Torreón aquí
El objetivo de este artículo es compartir información sobre la hernia inguinal pediátrica. Hablaremos sobre la frecuencia, factores asociados, diagnostico diferencial y abordaje correcto de niños con esta patología.
La hernia inguinal y el hidrocele (líquido anormal alrededor del testículo) son hallazgos comunes en la población pediátrica. La hernia inguinal es una protrusión de una porción del intestino o tejido a través de una abertura anormal, el número de casos oscila entre 10 a 20 por cada 1000 nacidos vivos. La hernia del lado derecho es la más frecuente. Entre los factores asociados encontramos antecedentes familiares, nacimiento prematuro, bajo peso al nacer, defectos congénitos de la pared abdominal, entre otros. Los principales signos y síntomas son: aumento de volumen de la región inguinal o del escroto, a menudo esto se detecta durante el baño, o el cambio de pañales, en un niño que llora. La tumoración inguinal en general remite espontáneamente en el momento en que el niño deja de llorar.
Las complicaciones posibles son: atrapamiento de una asa intestinal (encarceración), el niño esta irritable por el dolor; la hernia puede evolucionar a estrangulación e isquemia (falta de riego sanguíneo). En estos casos la reducción rápida es esencial para prevenir la perdida de los tejidos y daños severos. El diagnostico diferencial es con el hidrocele que generalmente no provoca síntomas, mientras que la hernia usualmente es dolorosa a la palpación, otros diagnósticos posibles son testículo no descendido, varicocele, torsión del testículo, traumatismo y tumor, entre otros. Una vez establecido el diagnostico estos niños se deben canalizar al cirujano pediatra para que repare el defecto lo más pronto posible, y con ello evitar complicaciones graves e intervenciones urgentes con riesgo quirúrgico mayor. Este enfoque disminuye el riesgo de encarceración y complicaciones, sobre todo durante el primer año de vida.
¿Qué se debe evitar? La reducción manual de la lesión está contraindicada en cualquier niño con una masa inguinal o escrotal inflamada y dolorosa o con aspecto toxinfeccioso; el niño manifiesta inquietud, llanto, irritabilidad, vómitos, deshidratación (mucosas secas, llanto sin lagrimas) obnubilación, piel fría y pálida. Además disminución en el riego sanguíneo de los vasos más pequeños (capilares).
Los niños con indicios de obstrucción intestinal o signos peritoneales manifiestan rechazo a los alimentos, distensión abdominal, inflamación en la región inguinal que se vuelve firme y dolorosa con la palpación, respiración rápida y agitada. En todos estos casos está indicada la intervención quirúrgica de emergencia.
Concluimos que las hernias inguinales no remiten espontáneamente, el tratamiento es quirúrgico y el tiempo apropiado para éste es decisión del cirujano, basándose en la edad, sexo y los trastornos coexistentes del niño con una hernia.
*Cirujano pedíatra. Subdirector médico del Hospital Infantil Universitario U.A. de C. Correo electrónico: hospitalinfantiluniversitario@hotmail.com
La próxima colaboración será del Dr. Rubén Darío Galván Zermeño, médico internista.